Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

sábado, 21 de enero de 2012

Agustín Magaldi - Biografía - 21 de enero de 2012






AGUSTÍN MAGALDI

Agustín Magaldi, cuya cuna se disputan las ciudades santafecinas e Rosario y de Casilda, nació el1º de diciembre de 1898 y fue bautizado el 27 de febrero de 1899 en la parroquia Santa Rosa de Lima de Rosario. Sus padres, Carlos Magaldi y Carmela Coviello. eran italianos. Murió en Buenos Aires el 8 de septiembre de 1938. Una ordenanza municipal de 1974 impuso su nombre a un tramo de la calle Monasterio, en el barrio porteño de Barracas.
Agustín estudió canto lírico en Rosario con el maestro Nicolás Mignona. Luego se volcó al género popular, que ofrecía una perspectiva laboral nada desdeñable, sobre todo en el legendario barrio de Pichincha. turbio pero canoro. Se dice que en 1921 escuchó a Gardel cantando en el cine La Bolsa, de Rosario, más el dato merece verificación. Gardel. que no era celoso. le habría dado buenos consejos y, animado por ellos, Agustín llegó a probar fortuna en Buenos Aires. Era joven. pero no tanto: ya tenía 24 años. No le fue bien, regresó a su casa rosarina e intentó una segunda salida en 1924. Fue entonces a probarse en la Víctor. A Rosita Quiroga, que ya tenía allí poder de decisión. le gustó el acento sentimental del muchacho, pero no les gustó a quienes estaban por encima de ella. Para forzar la voluntad de los mandamás -porque tenía una fe ciega en el destino del postulante-. grabó con él, en dúo, un gato, una zamba, una cueca y una tonada. Esto ocurrió en diciembre de 1924 y enero de 1925. Convenció a los directivos y nació un astro; el primero creado por Rosita. Luego creó a una estrella, Mercedes Simone.
Era la época de los dúos y Magaldi formó el suyo, mirándose en Gardel-Razzano como en la luna de un espejo. Comenzaron a cantar en yunta con Pedro Noda en mayo de 1925. Pocos meses más tarde, el 30 de septiembre, en Rafaela, Gardel y Razzano disolvieron su sociedad musical. Era como si la cancha quedara libre para Magaldi-Noda. En efecto, el éxito los acompañó como la sombra al cuerpo, y nadie dudaba al poco tiempo de que al tope de la cantaría tanguera estaban -en este orden­ Gardel, Corsini y Magaldi. Éste era un cantor hecho y derecho, de buena escuela, óptimo oído y voz abundante, aunque temblorosa. Rosita -y también la madre de Rosita, doña Serapia, que le había tomado tanto afecto al rosarino que hasta le planchaba las camisas- saboreó el éxito de su pollo más que el propio. que no era poco. porque consolidaba su posición en la Víctor. Visto en perspectiva, cuando el canto de protesta ha hecho estragos, inclusive en el repertorio de los que otrora se llamaban modestamente estilistas, y ahora prefieren que les digan folkloristas, Magaldi no luce como un cantor de protesta. Tal vez haya sido el cantor de la resignación.
En una primera etapa -1925/1929-. Magaldi grabó para Víctor cuarenta y una versiones, setenta y cuatro en dúo; para Brunswick -1929/1932- registró ciento ochenta y cinco versiones, setenta y cuatro en dúo; el 1° de septiembre de 1932 volvió a Víctor y allí grabó hasta su muerte. De esta etapa postrera son algunas de sus creaciones más recordadas: Acquaforte, Vagabundo, Petrushca, Dios te salve, m'hijo, Consejo de oro, Jorobeta, Mama, ievame p'al pueblo, Nieve, Alma mía, No quiero verte llorar.
La vinculación de Magaldi con la adolescente María Eva Duarte. que luego sería Eva Perón, reelaborada por el tiempo y la perfidia, se ha convertido en una recurrida dieta para cerdos. Empero. no todo es historia y en todo caso. como dijo alguna vez Perón, la historia también tiene su historia. Lo que me consta es que, cuando se cuadró que recordara a Magaldi, Evita lo hizo con gratitud.
En este 1998 Magaldi ha cumplido 100 años. y si en 1924 encontró a una joven -apenas dos años mayor que él- que adivinó en su canto a un artista de porvenir, ahora, a los cien años, encuentra a otra niña, Irene Amuchástegui, que vela por su gloria y publica su biografía. Hombre de suerte con las mujeres, el rosarino sentimental.

viernes, 20 de enero de 2012

Anibal Troilo - Biografía - 20 de enero de 2012

ANÍBAL TROILO
Aníbal Troilo nació en Buenos Aires   (Cabrera  2937,   barrio del Abasto), el 11 de julio de 1914 y murió en la misma ciudad el 19 de mayo de 1975. Su apodo Pichuco le acompañó desde niño y   tal   vez   sea   deformación   del napolitano píccíuso, que significa "llorón".
Su primer maestro de bandoneón fue Juan Amendolaro y no tuvo otros, pero sí, en cambio, tres modelos que eran ídolos; Pedro Maffía, Pedro Laurenz y Ciríaco Ortiz. Con su poca teoría y su mucha genialidad tocó, casi de niño, en la orquesta de Eduardo Ferro y, más tarde, en el sexteto con que el legendario Juan Maglio (Pacho) se presentaba en el café "Germinal". Estuvo en el sexteto de Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese; luego, en los conjuntos de Ciríaco Ortiz y Julio De Caro; apareció en la película Los tres berretines (1933), junto a José María Rizzuti y Vicente Tagliacozo; tocó con Juan Carlos Cobián y en diversas agrupaciones más o menos efímeras hasta que, en 1937, a los 23 años, formó su propia orquesta y con ella se presentó en la radio El Mundo y en el cabaret "Marabú", A su frente se mantenía activo cuando lo llamó sorpresivamente la muerte.
La orquesta de Troilo equilibró admirablemente la bailabilidad con la musicalidad y el canto. Y el mismo Pichuco fue uno de los tanguistas más completos de todos los tiempos, porque tañó regularmente su instrumento hasta el día de su muerte, incorporó en su plantel a músicos de primera línea y a                                                                                                                                                                                                                                              arregladores de buen gusto tanguero y singular bagaje técnico y convirtió definitivamente a los estribillistas en cantores. Ulyses Petit de Murat dejó escrito acerca de Troilo que "su cara de luna se quedaba colgada, durante la ejecución, de quién sabe qué extraño cielo". El sonido de su fuelle, cadenero como ningún otro, reemplazaba con ventaja a la batuta más fogosa. A todo lo cual deben sumarse un vasto número de composiciones nacidas de su inspiración siempre en vela, entre ellas, dos páginas inmortales, Responso y Milonguero triste, y, además, Barrio de tango, Sur, La última curda, Garúa, Che, bandoneón, María, Pa que bailen los muchachos y otras muchas.
La discografía de Pichuco cubre tres décadas, que comprenden la guardia del 40, la crisis tanguera de los años sesenta y la instalación de la era piazzollana. Durante esos 34 años y los que siguieron hasta su muerte, Pichuco fue el hombre más querido y menos discutido de Buenos Aires.
Sin duda, fue una necesidad del tango. Éste, apagados ya los fuegos del cuarenta, tal vez estuviera necesitando un poco de amor y un poco de comprensión. Troilo le aportó un tesoro de amor, porque fue una de esas personas que no se pueden tratar sin quererlas. Y por cariño a Troilo, muchos habrán amado el tango, que pelea su sobrevivencia en un triple terreno: el de la admiración, el del respeto y el del cariño.


Excelentes músicos le conquistan admiraciones; la escuela pública enseña ahora a respetarlo. Quizá el camino más seguro sea el que recorrió Troilo, el del cariño. Y hoy, cuando han transcurrido más de veinte años desde el día de su muerte, no es difícil admitir que Pichuco ha hecho por el tango, haciéndose querer, mucho más que haciéndose admirar.

jueves, 19 de enero de 2012

José Agustín Ferreyra- Biografía- 19 de enero de 2012-



                                                                   


JOSE AGUSTÍN FERREYRA

Nació en Buenos Aires el 28 de agosto de 1889 y murió en la misma ciudad el 30 de enero de 1943.
Llevaba el tango en las motas, como Anselmo Rosendo Mendizábal, pues su madre era criolla de origen africano. Su primer filme Una noche de garufa (1915) tuvo nombre de tango. Pionero del cine criollo, en cierto sentido Ferreyra lo fue también del tango, puesto que éste aún se estaba abriendo camino, un poco impulsado por el barón Demarchi y otro mucho por los músicos geniales de la guardia vieja, Villoldo, Arolas, Greco, Bardi, Firpo, Aróztegui, Canaro, y; asomando las narices, desde la otra banda, Enrique Delfino.
Si Mendizábal había aprendido el piano, Ferreyra estudió violín. Poeta. músico y bailarín, cuando se metió en el cine lo hizo con el tango a cuestas. y al tango debe el cine sus dos únicas estrellas de fama internacional, Carlos Gardel y Libertad Lamarque.
Antes de que la sonorización le permitiera hacer escuchar la voz de su esposa, María Turgenova (en realidad. la española María López) en Muñequitas porteñas (1931), cantando el tango Muñequita, de Hershell y Pancho Lomuto, Gardel ya había grabado tres veces versos de Ferreyra escritos para sendas películas: La muchacha del arrabal (1923), El alma de la calle (1926), Y reías como loca (1927). Este último, de Ferreyra y Eduardo -Chon- Pereyra, acompañaba en 1927 la exhibición de Mi último tango.
Ferreyra cerró la entente tango-cine que aún mantiene su vigencia, como lo muestran los filmes de Pino Solanas. Metido como estaba en la entraña misma del teatro criollo -y esto mucho antes del estreno de Mi noche triste por Manuela Poli-, el tango no podía resultar extranjero en los sets donde el cine argentino iniciaba su performance, que tuvo momentos esplendorosos pero que, al fin cuando, al aproximarse la década de 1930, se desató sobre las salas cinematográficas un vendaval de música foránea, el proteccionismo - ¿cuándo no? - hizo oír sus pretensiones que finalmente fueron desechadas. Morera filmó entonces sus famosos cortos musicales, entre ellos los de Gardel, que enriquecen y prestigian hoy toda filmoteca que se precie. Nuestras estrellas canoras compitieron con las de Hollywood y fueron doblemente recompensadas por el aplauso y la taquilla. Casi contemporáneamente con Morera, Ferreyra hizo oír la voz de Turgenova y la de Guillermo Casali (en Calles de Buenos Aires, 1933). preparando el camino de Libertad Lamarque. De allí en más, así como después de la Poli y Mi noche triste no hubo sainete que careciera de sus tangos propios, tampoco casi no hubo película sin tango.
La fusión tango-cine, iniciada por el Negro Ferreyra, alcanzó el cenit con Manuel Romero, tan afín a aquel en la búsqueda de una veracidad entrañable, la veracidad del corazón del público. Jorge Miguel Couselo -emocionado biógrafo de Ferreyra- dice que Muñequitas porteñas inició la era decididamente sonora del cine nacional. "En más no se admitieron las películas mudas." Sin duda fue aquel filme el que inauguró la fecunda etapa tanguera del cine argentino. Por cuya razón una historia del tango no debe ignorar a Ferreyra.
No se sabrá nunca si Ferreyra fue un bohemio o un romántico, en el caso de que una y otra palabra, no signifiquen lo mismo. El cine argentino, en cuyos comienzos levantó su obra como un faro, no tardó en convertirse en una industria próspera que facilitó a no pocas personas de talento y espíritu de empresario acumular fortunas para entonces muy cuantiosas. Ferreyra vivió a los saltos y murió pobre. "Como Florencio Sánchez, solo, en un lejano hospital de Milán, murió asido a la quimera del teatro, así murió José Agustín Ferreyra, en su Buenos Aires de siempre, en su barrio de siempre, abrazado a la quimera del cine." Con esta amargura cuenta Couselo la biografía del Negro. Y yo me acuerdo de aquello atribuido a Virgilio:  ''Así vosotros, pero no para vosotros, arrastráis los arados, los bueyes". Si no fuera verdad que dar nos hace más felices que recibir, la vida no tendría sentido. Ni habría vida, siquiera.


lunes, 16 de enero de 2012

Juan de Dios Filiberto- Biografía- 16 de enero de 2012-




                                                             


JUAN DE DIOS FILIBERTO

Nació en el barrio porteño de La Boca el 8 de marzo de 1885. Murió allí mismo el 11 de noviembre de 1964.
Antonio J. Bucich, el gran historiador boquense, rescató del olvido algunos apuntes manuscritos que dejó Filiberto sobre la historia del tango en su barrio. En ellos recuerda el músico que ya en 1875 se cantaba en La Boca la milonga con guitarra y clarinete. Afirma además que para ese año se tocaban tangos en las casas de familia y que en 1877 se triscaba el tango en los bailes públicos, junto a la zamba, el pericón. el gato, la polca, el chotis, el vals, la mazurca ... Creo, con perdón de Filiberto. que 1875 era un poco pronto para que el tango se bailara en las casas de familia. Por entonces. quizá, el tango comenzaría a formarse en las academias. Algún muchacho divertido se habrá animado. a lo mejor a firuletear algunos cortes en el patio de un conventillo, pero de eso a que se bailara en las casas de familia hay mucha distancia.
Dice también Filiberto que en las academias tocaban tríos de flauta, clarinete y guitarra. Eso no se discute; pero, ¿en qué academias? En la de Zani, en Suárez y Necochea: en la de Tancredi, en Necochea entre Brandsen y Suárez; en la de Nani, por allí a la vuelta ... Por esos años hay otros lugares en la calle Corrientes donde también tanguean, junto a los compadritos, los italianos recién desembarcados. En esos lugares van creciendo dos chiquilines inseparables, el tango y el lunfardo; pero ésa es otra historia, una linda historia.
Para Filiberto el tango era cosa, el de las orillas: es decir, de los barrios. Las orilleros el límite de la ciudad con campo y Filiberto dividió su corazón entre el campo y la ciudad.
En 1915 escribió su primer tango. Guaymallén. "El indio -explicó Filiberto. nieto de gringos inmigrantes­ nada tiene que ver con el tango; pero yo quería que mi primera pieza musical llevara un nombre autóctono. Con eso quería significar el carácter nativista del nuevo músico argentino que nacía. De ahí en más, muchas de sus composiciones resultan más agrestes que urbanas. Supongo que, si escribió tangos como El pañuelito, El ramito o Caminito fue porque vivía espíritu altamente sobre esa delgada frontera que separa el compadraje de alpargata bordada, del malevaje de taquito militar. De todos modos. el tango campero, que generalmente asume una retórica sanguinolenta -Mandria, A la luz del candil-, tiene otro tono en Filiberto; un tono nostálgico, algo clorótico.
Quejas de bandoneón (1920) es, sin dudas, la obra maestra de Filiberto. Es el sexto de sus tangos, la séptima de sus composiciones y la segunda que firma con el apellido Filiberto -antes se firmaba Filiberti-. Si no fuera por este tango, que muestra una profunda raíz suburbana, uno diría que Filiberto no fue un tanguista. sino un músico que escribió tangos. (¿Y Malevaje? Sí, Malevaje. Pero, ¿cuánto de suburbio puso allí Filiberto y cuándo Discépolo?). Es una atmósfera campera la que impregna la mayor parte de la obra filibertiana. El clima de suburbio -en el sentido porteño que tiene esta palabra: suburbio es cafetín, gente de traza ambigua, pasiones, cuchillos y una murga tanguera entristeciendo la noche- aparece apenas en Quejas de bandoneón, La vengadora, Langosta, Yo te bendigo, Ladrillo, Cuando llora la milonga, Malevaje y quizá alguna otra página.
Queda en el tintero Caminito, pero ha sido recorrido ya tantas veces que no creo que valga la pena reincidir.


domingo, 15 de enero de 2012

Angel Vargas Biografia 15 de enero de 2012


Ángel Vargas
Ángel Vargas, por verdadero nombre José Lomio, nació en Buenos Aires  (Parque de los Patricios) el 22 de octubre de 1904 y murió en la misma ciudad el 7 de julio de 1959. Se lo llamó El Ruiseñor de las Calles Porteños. Es posible que quienes lo llamaron así nunca hubiesen oído cantar a un ruiseñor, pero igualmente acertaron, porque Vargas tenía una voz dulce, como la de ese pájaro tan querido en la tierra de sus mayores.
Rosita Quiroga conservaba una fotografía de Vargas, que el cantor le había dedicado. Me la mostró cuando le dijo que su estilo, su manera de cantar el tango, tal vez no había dejado una escuela, pero sí un alumno valioso: Angelito Vargas. ¿Cómo calificar ese estilo? Tal vez un buen adjetivo sea querendón, con el sentido que damos aquí a esa palabra, que es cariñoso o, mejor, encariñado. También podría hablarse de un estilo caricioso, que significa lo mismo, pero sugiere una suerte de caricia para los oídos. Vargas era seis años menor que Rosita y prácticamente su vecino, pues ella habitaba en La Boca, precisamente en el barrio donde debutó Angelito (café de Almirante Brown y Pedro de Mendoza), bisoño cantor de barrio, lector del colombiano José María Vargas Vila, popularísimo entonces y hoy olvidadísimo, que en 1924 estuvo en la Argentina, donde sólo Alfredo Palacios lo tomó en serio y de donde se marchó indignado llamando a Buenos Aires "bluffópolis, esnobópolis".
Rosita tenía una voz pequeña que manejaba cantando como en familia. La voz de Vargas no era muy vasta, aunque diáfana y bella. El arte de la una y el otro residían en el fraseo, es decir, un sutilísimo instinto que lleva a privilegiar la frase -literaria o musical- con relación a la palabra o al compás. ¡Debieron haber cantado en dúo, acompañados por el bandoneón, también querendón, también caricioso, de Ciriaco Ortiz!
Los críticos de tango manifiestan muy alto concepto de Ángel Vargas. Jorge Góttling dejó escrito que la voz de Angelito será siempre una hilacha íntima, un silbido apenas confesado, y que quien lo bautizó como ruiseñor sabía mucho de pájaros y de tangos. Roberto Selles apela a la palabra duende, en el sentido garcilorquiano.
"Ángel Vargas -ha definido con su agradabilidad, con su manera propia de decir, con su duende- fue, es y seguirá siendo una de las más auténticas voces del tango”.
La carrera profesional de Vargas -que en su primera juventud había sido tornero en el frigorífico La Negra-, contada a partir de su debut con la orquesta de Landó-Matino (café Marzotto, 1930) se prolongó durante tres décadas. Fue una carrera más extensa que la de Gardel (1914-1935) y en su transcurso se desempeñó como chansonnier de no pocos conjuntos y pisó muchos palquitos. El veterano Augusto P. Berto y los modernos Luis Stazo y José Libertella apreciaron por igual su arte personalísimo, que sólo a un oidor superficial podía recordarle a don Ignacio Corsini. Pero el nombre de Ángel Vargas está indisolublemente ligado al de Ángel D' Agostino -cuatro años mayor en edad- con quien comenzó a cantar en 1932, se reencontró en 1934 y se acollaró en 1938, convocados los dos por la Casa Víctor para una movida discográfica, que no se detuvo hasta 1946. Comenzó con No aflojes, un tanguísimo de Maffia y Piana, que la orquesta del primero había grabado en 1934 con la voz de Mariano Balcarce, y finalizó con Camino de Tucumán, de Cátulo Castillo y José Razzano.

Desvinculado de D' Agostino, Vargas continuó cantando y grabando con orquesta propia, sucesivamente comandadas por Eduardo del Piano, Armando Lacava, Alejandro Scarpino, Toto D' Amario, Luis Stazo, José Libertella. Aquellos años de los dos ángeles del tango fueron, empero, su época de oro. En ella el Ángel menor desplegó todos los yeites de su arte sutilísimo, en ella conquistó el corazón de millones de porteños. Murió joven, como si hubiera tenido prisa para ir a ocupar la plaza de tenor que el buen Dios le tenía reservada, desde toda la eternidad, en el coro de los otros ángeles, igualmente amados, que le cantan sin cesar.

sábado, 14 de enero de 2012

Roberto Firpo - Biografía - 14-1 -12



                                                                 


ROBERTO FIRPO


Nació en Las Flores (provincia de Buenos Aires) el 1O de mayo de 1884 y murió en Buenos Aires el 14 de junio de 1959. En 1956, al cumplir las bodas de diamante con el tango desató una agria polémica cuando se atribuyó una intervención decisiva en la composición de La Cumparsita. Entonces cumplía sesenta años La gaucha Manuela, su primer tango, que nunca llevó al disco (cosa que hizo Pacho en 1913). En esa época tocaba en El Velódromo, sobre la avenida Alvear. con el violín de Alcides Palavecino y Juan Carlos Bazán al clarinete. Como se ve. en 1906. antes de que el barón De Marchi organizara las demostraciones del Paláis de Glace y del Palace Théatre. el tango se bailaba ya en el barrio Norte. Lugares nocturnos al fin, se poblaban de patoteros y cocottes. Por supuesto, los patoteros que aún no se llamaban así. sino la indiada, podían incluir también a los jóvenes hijos de aristócratas y aun de próceres.
Lo cierto es que Roberto Firpo. que en 1906 tenía veintidós años. había estudiado con Alfredo Bevilacqua, optimo maestro y autor de tangos memorables (Independencia, Emancipación, etc.). Su labor discográfica comenzó un poco más tarde y cubrió poco menos de cincuenta años. entre Argañaraz (1912) y su milonga El repique (1959). Su obra escrita es vastísima y registra títulos como Et gallito, De pura cepa, El amanecer; Didí. De madrugada y, entre decenas y decenas, Alma de bohemio, que instaló el tango romanza tres años antes de que Delfino compusiera Belgique.
Se incluye a Firpo, naturalmente. en la llamada guardia vieja, junto a Canaro y a Maglio. Tal vez podría revisarse el concepto; tal vez podría decirse que fue una especie de puente entre la guardia vieja y la guardia nueva. entre el tango iletrado (no por eso menos genial: al contrario. más genial todavía. como lo demuestran Arolas y Bardi) y el que, como quiera que hubiese sido, había pasado por el conservatorio.
Sebastián Piana se quejaba permanentemente de la poca importancia que la tangología asigna a Roberto Firpo. Solía decir que había llevado al tango cierto aire romántico, acentuado en sus valses, como Noches de frío y Recordando el pasado. Romántico es un adjetivo equívoco. Piana lo empleaba con el valor que Daría le dio en La canción de los pinos, cuando se preguntaba: ¿Quién que es no es romántico?; es decir, como trae la Academia en cuarta acepción, sentimental, generoso y soñador. ¿De dónde sacó Firpo su romanticismo (notorio también en Arolas, pero éste es posterior a Firpo, en términos cronológicos)?
Alguna vez dejó dicho que sin duda lo llevaba impreso en su temperamento, pero debió habérsele manifestado en los ejercicios de piano a los que debía entregarse cuando de jovencito, comenzó a pulsar ese instrumento. Entonces estaban de moda los llamados valses Boston, que, como nadie ignora, constituían una especie americana, de carácter melódico, sin arranques rítmicos. A la luz de esos valses, descubrió, seguramente, Firpo su temperamento romántico. Más técnicamente dice Piana: “El contorno melódico de cada uno de sus valses es de honda expresividad y sentimiento, elementos que permiten al intérprete efectuar libertad de frasco y acelerar o retener caprichosamente el ritmo”.
En su larga carrera tuvo Firpo orquestas grandes, menores y un cuarteto. Por esos conjuntos pasaron figuras señeras del tango, desde Arolas a Pedro Maffia, incluyendo a Canaro y a Fresedo. Su orquesta de los años treinta, lenta y, aunque de lineal de sonoridad muy rica, con su flauta a veces, otras con su serrucho, se escucha todavía con verdadero placer estético (los años de Teófilo Ibáñez, de Carlos Varela, de Príncipe Azul). Y las interpretaciones al piano que dejó en 1914 -El gallito, Sentimiento criollo, El amanecer, El bisturí- mantienen una frescura cura inmarcesible. Increíblemente, Fresedo sólo le grabó Alma de bohemio y Didí. Y Pugliese. que tocó en su orquesta, además de esas dos, El amanecer y Marejada, pero trece piezas a Julio De Caro.


martes, 10 de enero de 2012

Alberto Gomez 10 de enero de 2012

Alberto Gómez
Egidio Alberto Aducci -quien, desde 1929, fue conocido artísticamente como Alberto Gómez-, nació en Lomas de Zamora (Provincia de Buenos Aires)  el   19  de junio  de1904 y murió en Buenos Aires el 1° de mayo  de   1973.   Durante  la  primera parte del comienzo  de la década de 1930 fue uno de los cuatro o cincocantores   de   tangos   más   populares, junto  a  Carlos   Gardel,   Ignacio   Corsini,  Agustin   Magaldi  y Charlo. De niño pensó que su destino estaba en la ópera y estudió canto lírico con Antonio Codegani. Su amistad con un joven cantor de su mismo pueblo, llamado Augusto Vincenti, lo impulsó a formar un dúo más entre los tantos que cultivaban el canto criollo. Alguien se preocupó de que lo escuchara el guitarrista Manuel Parada, experto en la materia, quien en 1923 había formado un trío con Julio Vega y Roberto Díaz y a la sazón acompañaba al dúo de Alfredo Pelaia e ítalo Goyeneche. Parada instó a los jóvenes a formar un trío, que él encabezaría, y aceptada que fue la propuesta rebautizó a Aducci como Alberto Gómez y a Vincenti como Augusto Vila. Esto ocurrió hacia 1929, no sin que antes los muchachos hicieran una temporada en el "Apolo" con la compañía de César Ratti. El 16 de mayo de 1929 apareció el primer disco de los nuevos cantores. En una cara interpretaban Adiós, adiós, una canción de Alfredo Pelaia. En la otra, Gómez cantaba Soy un arlequín, tango de Enrique Santos Discépolo que ya habían grabado Azucena Maizani, Ignacio Corsini e inclusive la orquesta de Juan D'Arienzo, con el cantor Francisco Florentino. La etiqueta de la placa decía Dúo Gómez Vila y, debajo, en caracteres menores, Guitarras Parada y Spina, El director de Víctor, que era Adolfo Carabelli, había resuelto que un guitarrista no podía encabezar el rubro. Parada se disgustó y dejó a sus pollos librados a su suerte. Que no fue adversa. Por el contrario, los jóvenes hicieron una brillante carrera radiofónica y escénica, a tal punto que en 1933, cuando se rodó en el país el primer filme sonoro, Tango, del director Luis Moglia Bart, Gómez encabezó el reparto. Allí cantó Mi desdicha, Alma de bohemio y Alma, considerado este tango su máxima creación. Antes de partir hacia tierras calientes tuvo ocasión de intervenir en los filmes Juan Moreira (1936, director Nelo Cosimi) y De la sierra al valle (1938, director Antonio Ber Ciani). Más tarde Gómez intervino en otros filmes. El más importante de ellos fue Donde comienzan los pantanos (1952, director Antonio Ber Ciani). Allí compartió el cartel con la actriz italiana Adriana Benetti, quien enseguida filmaría Las aguas bajan turbias con Hugo del Carril.
El dúo, al que acompañaron diversos guitarristas, incluido José María Aguilar, se disolvió en 1941, cuando Gómez viajó a La Habana donde cantó y grabó con guitarras y con el conjunto de Adolfo Guzmán y los Románticos Gauchos. Obtuvo grandes éxitos y ganó mucho dinero. En 1946 regresó a Buenos Aires, donde despertó cierta fugaz expectativa. Grabó por entonces con la orquesta de Pedro Maffia y la guitarra de José Canet. Luego volvió a hacerlo en 1962. En la famosa "década del Cuarenta" su recuerdo lucía desvaído, pese a que su presencia física era habitual en los ambientes tangueros, y también en los turfísticos, pues la apasionaban las carreras de caballos y llegó a ser dueño del "pura sange", Feérico.

Gómez, que fue amigo de Gardel y su compañero en la radio Belgrano, compuso una pieza muy entrañable, Milonga que peina canas (1959). Antes había difundido su vals Novia mía (1937) y su tango Que nadie se entere. Su bella voz de tenor y su escuela de cantor romántico permanecen en sus versiones discográficas de Carillón de la Merced (1931), Lonjazos (1932), Virgen de Guadalupe (1932), Riachuelo (1934), Quien más, quien menos (1934) y, entre otras muchas, Milonga triste, la fabulosa página de Piana y Manzi que estrenó en 1936.

lunes, 9 de enero de 2012

Ignacio Corsini Biografía - 9 de enero de 2012





Ignacio Corsini
El 26 de julio de 1967 murió Andrés Ignacio Corsini por culpa de una trombosis cerebral. Para lo que ahora se estila, era todavía joven: había nacido en Catania (Italia) el 13 de febrero de 1891. Tenía, pues, 76 años y hacía 17 que no cantaba.
A los 19 años, es decir, en 1910, se casó con una actriz, que era una niña de 15, Victoria Pacheco. Se dice que cantó El carretero (de Arturo de Nava) delante del presidente Figueroa Alcorta y la infanta Isabel de Barbón, en los festejos del Centenario (1910). Lo cierto es que comenzó emulando a Betinotti, siguió con Nava y llegó finalmente al tango. Su itinerario fue paralelo al de Gardel: pero Gardel le ganó la carrera hacia el tango, sin duda porque Pascual Contursi se le cruzó en su vida mientras Corsini hacía el Julián Andrada de Juan Moreira. Cuando Corsini se graduó -por decirlo así- de cantor de tangos, entonando El patotero sentimental (de Romero y Jovés) en el estreno de El bailarín de cabaret (12 de mayo de 1922), acompañado por la orquesta del músico milanés Félix Scolatti Almeyda, Gardel ya había difundido por la menos unos veinte tangos de éxito.
Corsini fue galán cantor -esto es, un actor joven que sabía cantar y que lo hacía en escena-. Por entonces, los cantores de tango aún no existían y los cantables de los sainetes corrían por cuenta de las actrices y de los actores. De ese modo, Manolita Poli, Evita Franco y María Esther Podestá debieron estrenar gran número de tangos que luego, casi automáticamente, pasaban al repertorio de Gardel. Éste y Corsini -como Azucena Maizani- provenían del canto campesino; pero en tanto Gardel abordó el tango con acompañamiento de guitarras, Corsini y Maizani, lo mismo que habían hecho Poli y Franco, se acompañaron inicialmente con orquesta. Gardel permaneció fiel a sus escoberos y fue él. sin duda, quien impuso las guitarras como acompañantes canónicos del tango canción. Por supuesto, las cancionistas -salvo Rosita Quiroga- recurrieron a otros instrumentos, pero los cantores nacionales -comenzando por el mismo Corsini, y continuando por Magaldi, Gómez y Charlo, que le seguían en el ranking de popularidad- también se valieron durante mucho tiempo de los servicios prestados con admirable ductilidad por guitarristas y hasta por guitarreros.
Los cuatro o cinco ídolos de aquellos años treinta cantaban el tango cada uno con su propio estilo. La de Corsini era una voz diáfana de tenor, que no dejaba perder una sílaba de lo que estaba diciendo. Sabía ser querendona (Caballito criollo) y dramática (Brindis de sangre), pero más bien sonaba coloquial, ajena al énfasis de Gardel o de la Maizani, a las quejumbres de Magaldi, al nonchalance con que parecía cantar Alberto Gómez a la musicalidad de Charlo. Era la voz 'de Corsini y solo de él perpetuada todavía en los venerables discos que atesoramos.
No es cierto que Gardel rehusara cantar lo que Corsini cantara para alejar odiosas e inevitables comparaciones. La prueba está en que grabó Caminito, una de las grandes creaciones de don Ignacio. Negarse a cantar La pulpera de Santa Lucía fue un homenaje que tributó a su amigo, a quien quería con la ternura que Gardel ponía en su cariño; un amigo que era su rival, sobre todo porque mantuvo siempre su personalidad; lo mantuvo en el canto y en el estilo de vida, en eso que Celedonio Flores llamó el modo de ver y de filosofar.  Gardel y Corsini se admiraron recíprocamente, con cariño y admiración que, en ambos casos, tenían sólido fundamento. Si los comentaristas, exégetas, historiadores del tango o lo que fuéramos, tuviéramos el talento de Plutarco podríamos escribir las vidas paralelas de Gardel y Corsini, de Azucena Maizani y Rosita Quiroga, de Canoro y de Firpo, de Mercedes Simone y Ada Falcón, de Troilo y Piazzolla. de Manzi y Discépolo. Pero no somos Plutarco.














sábado, 7 de enero de 2012

Angel D´Agostino Biografía - 7 de enero de 2012



ANGEL D´AGOSTINO

Nació en el barrio porteño de Congreso el 25 de mayo de 1900 y murió en su casa de la calle Paraná el 15 de enero de 1991. Vivió 78 años enredado con el tango. Pasó por la guardia vieja y siguió la nueva paso a paso. Sobrevivió largamente a la guardia del Cuarenta, vio nacer y desarrollarse al piazzollismo con el mismo interés con que había visto nacer a Gardel (para el tango). trabajar y triunfar. Vio mucho, muchísimo: la irrupción del jazz, el estallido del shimmy. la aparición del Charleston; vio llegar al bolero en gargantas maravillosas (Ortiz Tirado, Pedro Vargas. Juan Arvizu). Asistió, por los años sesenta, a la embestida del canto tierradentrano (folklórico, le dicen) y a la expansión estridente del rock nacional. ¿Cuál fue la ver­ dadera época de oro del tango?, le preguntaron cuando cumplió 80 años. Y contestó: Desde los tiempos de Ángel Villoldo el tango siempre conoció momentos de triunfo. Para mí, todas las épocas han sido magnificas. D' Agostino, aunque bien de la guardia vieja, fue músico de conservatorio con miras a concertista. Pero le tiraba la milonga y era un chiquilín cuando con otros dos chiquilines, Juan D' Arienzo y un tal Bianchi, formó un trío de pantalones cortos. A los trece años tocaba en casas de baile, se, jactaba al cumplir los 90. Anduvo por teatros, acompañando a cantantes que ya eran ilustres -la gran María Barrientos- o que lo serían -Lola Membrives-, pasó por muchos palcos y por muchos escenarios, pero nunca soñó con París. Un viaje a Chile y otro al Uruguay constituyeron las únicas salidas al exterior. Jamás se sintió preso en su patria; en realidad no entendía que alguien pudiera sentirse preso en el lugar donde nació y donde creció.
Por entonces. los músicos de tango no sólo tocaban tangos y D' Agostino no fue la excepción. Había estado en la jazz de Eduardo Armani cuando, en 1920, se incorporó en la orquesta de Juan Maglio. Ese mismo año formó su propia orquesta -el maestro Agesilao Ferrazano al violín-, que fue la primera en acompañar la proyección de películas mudas (cine Paramount). No compuso mucho, pero lo poco que compuso ha quedado: Café Domínguez y con el bandoneón de Alfredo Attadia y los versos de Cadícamo, Tres esquinas.
A José Lomio, que ya era Ángel Vargas, lo conoció en 1932. Se lo presentó el empresario del teatro Cómico, Vázquez, marido de Paulina Singerman.  Lo llevó a cantar con él, pero debieron pasar poco menos de diez años para que grabaran juntos.  En noviembre de 1940 registraron No aflojes y Muchacho y ocho meses más tarde.  Un copetín y Tres esquinas.
Cada uno de ellos parecía hecho para el otro; sin embargo, los problemas de cartel perturbaron la relación del músico y el cantor que aspiraba en vano a compartir el primer lugar. Vargas se fue y volvió y murió luego prematuramente. No había podido compartir el cartel, pero sí los aplausos, y triunfaron en la famosa Ronda de Ases, organizada por la radio El Mundo en 1943, frente a Fresedo, Troilo, Di Sarli. Lucio Demare y el mismísimo Juan D' Arienzo.
D' Agostino explicaba que el éxito de su orquesta se debía a que respetaba la melodía de las composiciones. Busqué tangos que pudieran ser bailados y escuchados a la vez. Quise que la melodía, que es el alma de la música, no pasara inadvertida. Lo logró. Pero no sólo era músico, sino también bailarín; por eso concilió melodía y bailabilidad. Tomó esos dos ingredientes, los vertió en la coctelera, agregó la voz de Vargas, batió todo bien batido, con energía, pero no demasiada. El coctel no era para embriagar a nadie, pero sabía distinto y casi dulcemente.

domingo, 1 de enero de 2012

Antonio Agri - 11 de junio de 2017 -45-




ANTONIO PABLO AGRI
(5 de mayo de 1932 Rosario Santa Fe - 17 de octubre de 1996) - Músico - Violinista y Director
Fue el más importante violín de la generación de 1955, y uno de los más significativos de la historia del tango. Tuvo muchas  semejanzas de estilo, sensibilidad y temperamento con Elvino Vardaro.
Nació en Rosario Provincia de Santa Fe, un 5 de mayo de 1932. Su comienzo como profesional fue en 1947, a los quince años de edad, integrando un cuarteto en la ciudad de Córdoba, posteriormente se desempeñó en el conjunto Los Provincianos y en las orquestas de José Salas, José Corna y Antonio Ríos.
Integró en su ciudad natal, el conjunto Los poetas del tango  conformado por, Antonio Ríos, José Puerta y Omar Murtagh, condujo también el cuarteto de cuerdas Torres - Agri. También lo hizo como ejecutante de la sinfónica de Córdoba. 
Se integró al Quinteto Nuevo Tango, que dirigía Astor Piazzolla en el año 1962, acompañándole a partir de entonces en todas las formaciones realizadas por el director, como así también en el  Nuevo Octeto de 1963 y en las giras por el interior y exterior. También prestó su concurso en las orquestas de Osvaldo  Fresedo, Aníbal Troilo, Horacio Salgan, Roberto Pansera,  Mariano Mores, y Alberto Caraciolo. Integró el nuevo Quinteto Real junto a  Ubaldo Aquiles de Lío, Marconi y  Giunta.
En 1969 actuó en Michelángelo y al año siguiente en el Teatro Regina en la versión de Invierno Porteño. Para R.C.A. Víctor grabó con el conjunto Nueve dos volúmenes de discos. En 1972, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires auspició una gira por catorce provincias y lo contó entre sus participantes. En ese mismo año partió a Roma para actuar en la RAÍ (Teatro 10); luego debutó en el Instituto ítalo-latinoamericano de Cultura. La película Argentinísima también lo contó entre sus intérpretes. En 1973 Astor Piazzolla lo invitó a formar su conjunto y lo solicitó para las giras por Río de Janeiro y San Pablo. En 1976 se convirtió en director de su propia orquesta de arcos (violines, violas, cellos y bajo), debutó en la sala Casacuberta del Teatro General San Martín.


Title: 01 Kokoro Kara (Desde adentro) - Antonio Pablo Agri y Jose Carli
Artist: Antonio Agri
Album: conversando con amigos
Comment: cd sello Melopea año 1997- Publicado por:Tango, Radio y más Historias

Title: 02  Eramos tan jovenes - Leopoldo Federico

Title: 03  Ave de paso - Charlo y Enrique Cadicamo

Title: 04  Milonga de los olvidos - Gustavo Anibal Fedel

Title: 05  Fuga y resurrección - Daniel Jose Binelli

Title: 06 Niebla del riachuelo - Juan Carlos Cobian y Enrique Cadicamo

Title: 07 Nunca tuvo novio  Agustin Bardi y Enrique Cadicamo

Title: 08 Milonga triste - Sebastian Piana y Homero Nicolas Manzione -(Homero Manzi)

Title: 09 Romance de Eva y Juan - Felix Francisco Nebbia

Title: 10 Cafe 1900 (Bordeau 1900) - Astor Pantaleon Piazzolla

Title: 11 Para violín y piano - Antonio Atilio Stampone

Title: 12 Nostalgias - Juan Carlos Cobian y Enrique Cadicamo


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Pedro Laurenz Obra Completa - 27 de abril de 2017 -282-

Pedro Laurenz y su Orquesta 
PEDRO LAURENZ FUE UN VIRTUOSO DEL BANDONEÓN, DE SONIDO BRILLANTE Y ESTILO CANYENGUE, Y COMO COMPOSITOR, MOSTRÓ OBRAS DE FLUIDA INSPIRACIÓN Y ÓPTIMA ESTRUCTURA.

Hoy: La historia de sus cantores


Agustin Magaldi y Agustin Magaldi (h) - 19 de agosto de 2016 -626-


DISCO VINILO SELLO MM L.P 5005 GENTILEZA DE EDUARDO SIBILIN 


Title: 01 Viejo cofre - O. Nulfi y A. Ferretti
Artist: Agustin Magaldi y Agustin Magaldi (h)
Album: Mi Padre y Yo

Title: 02  Aquel Don Juan - F. Brancatti y R. Sanchez

Title: 03 Beatriz (Fox-Trot) - D. Pelaia y E. Urruspuru

Title: 04 Muchachos me voy- C.V.G.Flores- Agustin Magaldi y Pedro Noda -

Title: 05 El barrio murmura - L. Diaz y E. Enrique

Title: 06 Te odio - C. E.Flores y F. Pracanico

Title: 07 Aquel maestro de mi vida (Vals) - Agustin Magaldi (h)

Title: 08 No quiero verte llorar - A. Magaldi y Rodolfo Sciamarella

Title: 09 Dios te salve m´hijo - A. Magaldi. P. Noda y Acosta Garcia

Title: 10 Mañana es domingo (Cancion) - A. Magaldi-P.Noda y Loruso

Title: 11 Indiferencia- Clanvin- Rollo y Pracanico

Title: 12 El pajarito (Ranchera) - A. Magaldi (h)


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