Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

sábado, 20 de octubre de 2012

Homero Manzi - Biografia- 20 de octubre de 2012


                                                    

Homero Manzi
Homero Manzi nació como Hornero Nicolás Manzione Prestera en Añatuya, el 1° de
noviembre de 1907. Y como Buenos Aires no iba a Santiago del Estero, Manzione tuvo que venir a la Capital Federal y volvió a nacer en ella como Homero Manzi, para transformarse desde sus barrios y sus calles, a través del tango, en su más grande poeta popular. Sur, Malena, El pescante, Milonga triste, Che bandoneón, y tantos otros temas, quedaron como irrefutables testimonios de su alta inspiración. Cuando murió, en Buenos Aires, el 3 de mayo de 1951, Barquina le dijo a Aníbal Troilo: "Para esto... no hay reposición".

Debe decirse de Manzi, con entera justicia, que renovó la letra del tango, reemplazando en sus temas los amores tumultuosos y dramáticos por la cotidianeidad de los barrios porteños. Tenía 19 años cuando comenzó su fecunda etapa de tanguista. En efecto, en 1926 Roberto Fugazot le cantó Viejo ciego, un bello poema de corte carriegano al que le pusieron música Cátulo Castillo (primera parte) y Sebastián Piana (segunda). De allí en más siguió una prolongada y brillante etapa de colaboración con Piana, de la que surgió inicialmente el tango El pescante (1934) y una serie de milongas arrabaleras, candomberas y federales, además de bellísimos valses como Esquinas porteñas y Caserón de Tejas. Los músicos más famosos llevaron luego los versos de Manzi al pentagrama: Aníbal Troilo (Barrio de tango, Sur), Lucio Demare (Mañana zarpa un barco, Moleña), Hugo Gutiérrez (Después, Fruta amarga), José Dames (Fuimos), Charlo (Oro y plata), Alfredo Malerba (Mi taza de café, Ropa blanca), Francisco Pracánico (Monte criollo), Mariano Mores (Una lágrima tuya), Raúl Fernández Siro (Ninguna). La técnica poética de Manzi recuerda al Borges postultraísta de Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929) y entronca con la de José González Castillo, el padre de Cátulo, maestro de una generación de jóvenes escritores populares a la que Manzi perteneció. Convocado por Piana para escribir las canciones de la película Sombras porteñas (1936), Manzi se vinculó a la industria   cinematográfica   argentina,   que   daba   sus primeros  pasos.   En   colaboración  con   Ulises  Petit   de Murat escribió los libros y los guiones de algunos filmes memorables, entre ellos La guerra gaucha (1938). No le fueron ajenas la actividad gremial realizada en la SADAIC, ni la política,   desarrollada en  el  grupo  FORJA,   en  la Unión Democrática y luego en el peronismo. Manzi fue primordialmente un letrista elegiaco y sus méritos mayores son los de haber logrado un lirismo mesurado y viril y haber expresado en versos de notable valor literario la nostalgia de los porteños que añoraban, cada uno en lo suyo, la belle époque.

domingo, 14 de octubre de 2012

Pedro Maffia - 14 de Octubre de 2012 -468-


PEDRO MAFFIA
(28 de agosto de 1899 – 16 de octubre de 1967) – Bandoneonísta, director, compositor y docente. 

Nació en el Ciudad de Buenos aires, barrio de Balvanera. 
           Considerado como uno de los mejores bandoneones de toda la historia del tango, su estilo fue muy particular y el que puso fin a los bandoneonístas de la Guardia Vieja. Opuesto totalmente al estilo de los viejos bandoneonístas, iniciando así un nuevo período musical mucho más suave y melancólico. 
          No fue solo Pedro quien produjo estos cambios sino también ya venían imponiendo sus estilos Julio y Francisco De Caro, Pedro Laurenz y Juan Carlos Cobían.
           Como la mayoría de todos los intérpretes de aquellos años comenzó a tocar desde muy joven haciéndolo en un principio por distintos locales del legendario barrio de Villa Crespo. 
           Pero Pedro no comenzó tocando el bandoneón sino el piano, su amor por el “fueye” comenzó cuando por primera vez escuchó tocar a otro legendario de la “Guardia Vieja”, Juan Maglio (Pacho). Fue en ese entonces que deja el piano y comienza a estudiar bandoneón con un músico de apellido Piazza. 
           Corría el año 1913 cuando Pedro empieza a tocar en fiestas, cafés y lugares donde era invitado. Gracias a su virtuosismo  se le comenzó a conocer como el “Pibe de Flores”, a partir de allí se larga solo como solista sin llegar a componer ninguna orquesta o conjunto. Es para ese entonces que comienza a deambular por distintas partes de la provincia de Buenos Aires.
  Tras cuatro años de peregrinaje, es descubierto en 1917 por José Ricardo (famoso guitarrista de Gardel), quien lo recomienda a Roberto Firpo, incorporándolo de inmediato a su orquesta siendo este su gran salto a la fama. Pero el estilo de Firpo no coincidía con el de Maffia, desvinculándose de esta agrupación en 1921, pero se mantuvo colaborando en las grabaciones de Firpo durante cinco años más.
  En 1922 se incorpora al Sexteto de Juan Carlos Cobián, labor que proseguiría cuando tras el abandono del Cobián se hace cargo Julio De Caro, identificándose con la corriente revolucionaria que aplicaría al tango este maestro y que formaría para aquellos años el mítico Sexteto de De Caro. Completaban el personal de este conjunto:  Francisco y Emilio De Caro, Luis Petrucelli y Leopoldo Thompson; tiempo mas tarde Petrucelli desertó y fue reemplazado por Pedro Laurenz.
             En 1926 formó su propia orquesta con Cayetano Puglisi, Alfredo De Franco, Francisco De Lorenzo, Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese.
             También compartió atriles en otro interesante conjunto al que se le denominó “Los Cinco Ases Pebeco” junto a Pedro Laurenz, Ciriaco Ortiz, Carlos Marcucci y Sebastián Piana.
  Los sellos discográficos Columbia, Brunswick, Odeón, Víctor y TK, lo contaron dentro de sus catálogos. 
             De su obra de compositor podemos nombrar algunos entre tantos que dejó: "Pelele","Triste", "Diablito", "La Mariposa"; "Amurado", "Sentencia", "Amarguras", "Pobre gallo bataraz", "Pura maña", "Noche de reyes", "Te aconsejo que me olvides", "Organito de mi barrio", "Taconeando", "Ventarrón", "Mangangá", "Cornetín"; "No aflojés", "Misa rea", "Bandoneón"; "Berretines", "Mineral", "Arco Iris" y "Tiny".
              La cinematografía argentina lo contó como intérprete y musicalizador de varias películas : “Tango” (1933), “Sombras porteñas” (1936) interprete y música, “Canillita” (1936), “Sinfonía argentina (1942), intérprete y música. 
               Pedro Maffia fue un músico innovador y revolucionario y un ejecutante de alta calidad y prestigio.

                 Los discos editados hoy fueron rescatados de viejas grabaciones de 78 rpm, si bien la calidad no es la óptima pero se han dejado tal cual se digitalizaron para no perder la misma o alterar el sonido original. Son verdaderos documentos sonoros grabados por el maestro Pedro Maffia.

La información de los títulos, autor y compositor se encuentran en los respectivos tracks.




viernes, 12 de octubre de 2012

Oscar Alonso - 12 de Octubre de 2012 -418 -

OSCAR ALONSO
(12 de octubre de 1912 -  16 de enero de l980) -  Nombre de familia: Pedro Carlos Brandán – Cantor.



Oscar Alonso nació en la localidad de Florentino Ameghino, Provincia de Buenos Aires.
Su padre fue el resero Pedro Brandán, que Ricardo Güiraldes cita en su libro Don Segundo Sombra, su madre, se llamaba Cecilia Muñoz.
Al tiempo de nacer,  se mudan de Ameghino, trasladándose a San Antonio de Areco, de allí sale que su padre pudo participar en el libro de Güiraldes.
En el año 1926 nuevamente se mudan, afincándose definitivamente en Buenos Aires. El 15 de noviembre de l928 debuta como cantor, tenía solo dieciséis años, su acompañamiento era un piano y lo ejecutaba un tal Pampillón, el debut se produjo en un café de la calle Lavalle y Esmeralda. Oscar todavía no había adoptado su nombre artístico definitivo, y lo hacía como Carlos Brandán, por supuesto que el Carlos, era en admiración por Carlos Gardel, a quien conocería mientras actuaba en el café “El Nacional” allá por 1933 y según afirmaba Cátulo Castillo, que en cierta oportunidad el propio Gardel le dijo a Don Pascual Carcavallo “Pucha que canta lindo este morocho”.
El propio Homero Manzi, decía al respecto, “Cada vez que escucho a este muchacho me hace temblar”. En síntesis, todo un cantor, muchos afirman que el mejor… ¡Después de Gardel!
Don Teodoro Prieto, era el dueño y director artístico de LS2 Radio Prieto, y fijándose en los méritos de Brandán lo contrata para actuar en su emisora y  fue él quien lo bautizaría con su nombre artístico definitivo, Oscar Alonso.
En 1931, actuó acompañado por la orquesta de Anselmo Aieta.
 Sus primeras grabaciones fueron para el sello Odeón registradas en 1935. Llegó al cine formando parte del elenco de la película Pampa y Cielo.
Entre 1944 y 1950 actuó en Montevideo. A su regreso lo hizo bajo la dirección de Héctor Maria Artola, dejando registradas una serie de versiones muy bien logradas.
Tras algunos años de inactividad en 1968 reapareció secundado por Carlos García.
 Cátulo Castillo, escribió en la contratapa del vinilo que hoy publico (Inquilino de la Noche) el título del albúm.
“¡Inquilino del tango…!
Y también de la noche, cuando el misterio universal y cósmico de revelar la eternidad, cabe en la voz, la lágrima y el secreto de un hombre que se quiso llamar: ¡Oscar Alonso…!


MEGT-BAJAR OSCAR ALONSO- EN CARNE PROPIA



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miércoles, 10 de octubre de 2012

Luis Cesar Amadori - Biografia - 10 de octubre de 2012 -



Luis Cesar Amadori
Nació en Pescara (Italia) el 28 de mayo de 1902 y murió en Buenos Aires el 5 de junio de 1977. Se lo recuerda especialmente como director de cine, pero Gardel, que no pudo ver ninguno de ellos, lo conocía como autor de letras de tango, de las que grabó cinco: Cobardía, Confesión, Fondín de Pedro de Mendoza, Madreselva y Rencor. Si restamos Confesión, que es creación de Discépolo, quedan cuatro. Amadori no previo la gloria póstuma de Gardel. En la pericia que presentó al juez en lo civil el 16 de setiembre de 1936 decía textualmente: "El auge que dio a las obras de Carlos Gardel el sentimiento producido en el ánimo popular por su trágica muerte, los homenajes realizados en su memoria y la repatriación de sus restos deben tomarse como el índice máximo de popularidad y por ende de la producción de derechos de autor. Después de este momento las obras del mencionado autor han comenzado ya a declinar; declinación que irá creciendo en proporcional geométrica en el transcurso de los años". ¿Cómo prever entonces que Plácido Domingo por un lado y Luis Miguel por el otro grabarían El día que me quieras?
Primero, el periodismo; enseguida, el teatro; más tarde, el cine, y en todos, el tango. Tal la trayectoria de quien, con sus versos, convirtió en Madreselva el tango La polla, de Canaro. Pasó, en efecto, de la redacción de Ultima Hora al escenario. Cuando escribió, en 1936, las canciones de la película Puerto Nuevo, que codirigió con Mario Soffici, ya era un letrista muy solicitado. Esto, desde Felisa Tolosa, vals criollo en cuya letra colaboró Ivo Pelay y cuya música compuso Raúl de los Hoyos: hacia 1929 lo estrenó la olvidada Amanda Las Heras en el teatro Maipo. Eran lindos versos, aunque demasiado amargos para un vals; sonaban mejor a tango. Amadori pisó fuerte en el teatro Maipo, del que llegó a ser dueño. Escribía las letras de muchas de las canciones que se presentaban en las revistas escénicas y otras las firmaba en colaboración con el autor. Fueron casi siempre estrenadas por las estrellas más rutilantes de la constelación tanguera: Azucena, Libertad, Mercedes, Tania, Charlo. Muchas de ellas permanecen todavía. Quién hubiera dicho, por ejemplo, estrenado por Tania en el Maipo en 1932, reaparece de vez en cuando en el repertorio de cantores actuales (recuérdense, en todo caso, las dos encendidas versiones que dejó Julio Sosa).
Más letrista que poeta, Amadori conocía su oficio. El periodismo y el teatro le habían enseñado el camino que lleva al versátil y conmovedor corazón del pueblo. Por eso sus tangos siempre tuvieron éxito, y también lo alcanzaron sus películas. Ferreira le entregó una Libertad Lamarque que era una estrellita en cierne y en Madreselva la convirtió en una gran estrella. Ni su cine ni sus tangos la entraña tanguera de las obras de Romero, pero su aporte no debe minimizarse. Presintió que Cambalache sería un clásico, se lo birló a Mentasti -que lo había encargado para estrenarlo en un filme- y lo presentó en el Maipo. Luego trabajó para Mentasti y a su sombra cosechó lauros y pesos. Caído Perón, fue encarcelado, con Hugo del Carril y el mismo Mentasti, pero su prisión fue breve. La vivió gruñendo y protestando. Se indignó cuando unos periodistas quisieron fotografiarlo en la celda (Roberto Maidana e Ignacio Covarrubias debían andar en eso: ellos fueron los que entonces me fotografiaron en la número 263). Luego viajó a España e hizo allá una brillante carrera. Tras el éxito fabuloso de Sarita Montiel en El último cuplé (del director Juan de Orduña), rodó, con la misma estrella, El último tango. Su fortuna fue heredada por Zully Moreno, su esposa, que retiene el teatro Maipo. Allí donde Azucena cantaba, con atuendo masculino (travestismo iniciado, al parecer, por Linda Thelma), Portero, suba y dígale a esa ingrata, ahora tanguea Eleonora Cassano.



jueves, 4 de octubre de 2012

Vicente Bucheri - Biografia - 4 de octubre de 2012 -




Vicente Buccheri
   Nació en Acate (Sicilia, Italia) el 11 de  noviembre de 1901 y murió en Buenos Aires el 23 de agosto de 1985. Difundió la letra de los tangos cuando los discos de gramófono sólo difundían estribillos. Lo hizo por medio de El alma que canta, una revista a la que Aníbal Lomba ha dedicado recientemente una óptima monografía.
Buccheri era un inmigrante al que la burocracia inmigratoria deformó el apellido en Bucchieri. Llegó en 1908, con sus padres Retro y Francesca Mamarme. Entonces los hijos de los inmigrantes contribuían desde los primeros años al financiamiento de la polenta y la pastasciutta hogareñas. Vicente también lo hizo. Lomba apunta que con su hermano Blas se desempeñó en un puesto de revistas que dos hermanos de Francisco Canaro -Juan y Rafael- tenían en Entre Ríos y Constitución. Si Vicente alcanzó a vender Crítica -el diario del uruguayo Natalio Botana, que fue un suceso, eso tiene que haber ocurrido no antes de sus doce años, pues aquel legendario vespertino comenzó a aparecer en 1913.
Sin duda venderían los folletos de canciones y versos populares que publicaba Pérez Cuberes, y otros, de muchos de los cuales Robert Lehmann Nitsche llevó ejemplares a Berlín y aún se conservan allí, donde son objeto de investigación y de microfilmes. Un día se le ocurrió a Vicente publicar una revista de canciones. Ya tenía 15 años. Lo hizo y le puso por nombre El alma que canta, porque así llamaban a la más fascinante cupletista de aquellos años, Raquel Meller, que aún no había llegado a Buenos Aires. Esto ocurrió en 1916, el año en que Irigoyen llegó al poder, en que murió el glorioso negro Gabino Ezeiza. Más que una revista, El alma que canta era un folleto que aparecía sin mayor regularidad, cuando el editor adolescente conseguía reunir el dinero necesario para pagar la imprenta.
El objeto era publicar letras de canciones y poesías populares. El mismo Buccheri la voceaba en la estación ferroviaria de Constitución, y quiere la tradición que un día se le acercara Almafuerte, quien vivía en La Plata, y le alcanzara un papel diciéndole: 'Tome, m' hijo, para su revista". Le dio, decía Buccheri, la letra de la canción A mi intuiré, que el más famoso dúo de entonces, Gardel-Razzano, dotó de música e incluyó en su repertorio. En las discografías de Gardel aparece también con los nombres Mi madre y Con los amigos, atribuida, no más, a Almafuerte, pero en la obra completa de ese poeta vasto y tunante no se la encuentra.
Cuando Contursi dio vuelta como un guante al tango cantado, EL alma que canta difundió los versos de Mi noche triste. En las páginas de la revista aparecieron, asimismo, los primeros versos de Dante A. Linyera (Francisco Bautista Rímoli). En realidad, El alma que canta era un conmovedor cajón de sastre donde un poema de Leopoldo Lugones acompañaba los escarceos poético-lunfardos de Vicente Barbieri, poeta que en los años cincuenta tuvo gran prestigio, y se mezclaban con efusiones de esta laya: "Los terribles convulsiones de mi carne torturada que se retuerce, impotente, con ganas de estrangular". No creo que fuera esta heterogeneidad literaria la que conquistó a un público inconmensurable (la publicación llegó a tirar 150.000 ejemplares), sino la circunstancia de que prestaba el indispensable servicio de proporcionar las letras que el porteño escuchaba y que, por una suerte de imperativo categórico, quería canturrear. Esto por no hablar del inmenso servicio que prestó al tango cuando -Gardel y Contursi mediante- se convirtió en canción.
Siempre se cita aquello de Borges: "Es verosímil que en 1990 surja la sospecha o la certidumbre de que la verdadera poesía de nuestro tiempo no está en 'La urna de Banchs, ni en 'Luz de provincia', de Mastronardi, sino en las piezas imperfectas de 'El alma que canta'," No estaba en esas páginas queridas la verdadera poesía, pero sí una cálida invitación a la poesía, una suerte de aperitivo poético. De los que no tengo duda es de que los ejemplares de El olma que canta constituyen un indispensable documento antropológico y que, si no aportaban mucha poesía, ni siquiera mucha cultura, afianzaban la conquista de la alfabetización.
Sin quererlo, Buccheri fue un antropólogo; sin quererlo, fue un comunicador; sin quererlo, fue un pedagogo. Queriéndolo, él, que venía de tierra canora a un país de gente que no canta, fue un dispensador de la alegría de cantar y también de la dulce melancolía de repetir esas tristezas nunca dichas con anterioridad, cuyo yacimiento cargó Pascual Contursi en el complejo y versátil carácter de los argentinos.

Fuente: Mujeres y Hombres que Hicieron al Tango. Por José Gobello

Leopoldo Federico 4 de Octubre de 2012 -301-

Leopoldo Federico con el cantor Aldo Fabre.

Casette editado en 1989 por Music Hall Argentina.

Los títulos de temas, autor y compositor se encuentran incluidos en los tracks correspondientes.









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