Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

sábado, 7 de enero de 2012

Angel D´Agostino Biografía - 7 de enero de 2012



ANGEL D´AGOSTINO

Nació en el barrio porteño de Congreso el 25 de mayo de 1900 y murió en su casa de la calle Paraná el 15 de enero de 1991. Vivió 78 años enredado con el tango. Pasó por la guardia vieja y siguió la nueva paso a paso. Sobrevivió largamente a la guardia del Cuarenta, vio nacer y desarrollarse al piazzollismo con el mismo interés con que había visto nacer a Gardel (para el tango). trabajar y triunfar. Vio mucho, muchísimo: la irrupción del jazz, el estallido del shimmy. la aparición del Charleston; vio llegar al bolero en gargantas maravillosas (Ortiz Tirado, Pedro Vargas. Juan Arvizu). Asistió, por los años sesenta, a la embestida del canto tierradentrano (folklórico, le dicen) y a la expansión estridente del rock nacional. ¿Cuál fue la ver­ dadera época de oro del tango?, le preguntaron cuando cumplió 80 años. Y contestó: Desde los tiempos de Ángel Villoldo el tango siempre conoció momentos de triunfo. Para mí, todas las épocas han sido magnificas. D' Agostino, aunque bien de la guardia vieja, fue músico de conservatorio con miras a concertista. Pero le tiraba la milonga y era un chiquilín cuando con otros dos chiquilines, Juan D' Arienzo y un tal Bianchi, formó un trío de pantalones cortos. A los trece años tocaba en casas de baile, se, jactaba al cumplir los 90. Anduvo por teatros, acompañando a cantantes que ya eran ilustres -la gran María Barrientos- o que lo serían -Lola Membrives-, pasó por muchos palcos y por muchos escenarios, pero nunca soñó con París. Un viaje a Chile y otro al Uruguay constituyeron las únicas salidas al exterior. Jamás se sintió preso en su patria; en realidad no entendía que alguien pudiera sentirse preso en el lugar donde nació y donde creció.
Por entonces. los músicos de tango no sólo tocaban tangos y D' Agostino no fue la excepción. Había estado en la jazz de Eduardo Armani cuando, en 1920, se incorporó en la orquesta de Juan Maglio. Ese mismo año formó su propia orquesta -el maestro Agesilao Ferrazano al violín-, que fue la primera en acompañar la proyección de películas mudas (cine Paramount). No compuso mucho, pero lo poco que compuso ha quedado: Café Domínguez y con el bandoneón de Alfredo Attadia y los versos de Cadícamo, Tres esquinas.
A José Lomio, que ya era Ángel Vargas, lo conoció en 1932. Se lo presentó el empresario del teatro Cómico, Vázquez, marido de Paulina Singerman.  Lo llevó a cantar con él, pero debieron pasar poco menos de diez años para que grabaran juntos.  En noviembre de 1940 registraron No aflojes y Muchacho y ocho meses más tarde.  Un copetín y Tres esquinas.
Cada uno de ellos parecía hecho para el otro; sin embargo, los problemas de cartel perturbaron la relación del músico y el cantor que aspiraba en vano a compartir el primer lugar. Vargas se fue y volvió y murió luego prematuramente. No había podido compartir el cartel, pero sí los aplausos, y triunfaron en la famosa Ronda de Ases, organizada por la radio El Mundo en 1943, frente a Fresedo, Troilo, Di Sarli. Lucio Demare y el mismísimo Juan D' Arienzo.
D' Agostino explicaba que el éxito de su orquesta se debía a que respetaba la melodía de las composiciones. Busqué tangos que pudieran ser bailados y escuchados a la vez. Quise que la melodía, que es el alma de la música, no pasara inadvertida. Lo logró. Pero no sólo era músico, sino también bailarín; por eso concilió melodía y bailabilidad. Tomó esos dos ingredientes, los vertió en la coctelera, agregó la voz de Vargas, batió todo bien batido, con energía, pero no demasiada. El coctel no era para embriagar a nadie, pero sabía distinto y casi dulcemente.