Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

sábado, 9 de agosto de 2014

Martin Darre - Biografía - 9 de agosto de 2014


                                                       Martín Darré
Mariano Mores y Martín Darré
Martín Vicente Darré nació en Buenos Aires el 26 de mayo de 1916 y falleció en la misma ciudad el 14 de noviembre de 1991. En 1978 había compuesto la letra y la música del himno del Campeonato Mundial de Fútbol. De ella dejó dicho: «He tratado de que la música resulte fácil, pero no tonta. Para la letra he buscado un sentido educativo; fervor deportivo, pero no localista, sentido de bienvenida, de cordialidad, de convivencia».
Más allá y más acá de aquella marcha, Darré era un hombre de tango. Comenzó su vida profesional como bandeonista y en 1932 se enroló como tal en la popularísima orquesta de Francisco J. Lomuto. Tenía entonces 17 años. Pronto, sin maestro alguno, comenzó a estudiar orquestación. Se contó, así, junto a Julio Rosenberg, al organista belga Julio Perceval y al pianista Sebastián Lombardo en el primer grupo de músicos que llevaron el tango a los atriles. Fue el alma de la Orquesta Gigante de Radio El Mundo, en la que se fusionaron directores y ejecutantes de los conjuntos de Osvaldo Fresedo, Francisco Lomuto, Julio De Caro, Edgardo Donato, Juan Canaro y Ricardo Tanturi. Al mismo tiempo, hacía arreglos para la famosa orquesta vienesa de Dajos Bela y para otros cultores de la música internacional. Luego alternó el tango con el jazz. Sobre esta etapa de su vida escribió Ben Molar: «Culminó con la aparición de la agrupación denominada "Héctor y su jazz", con otro de los hermanos Lomuto, la más seria y cuidada formación argentina en la modalidad, de la que Darré fue responsable técnico y colaborador en todas sus versiones, que sumarían varios centenares a lo largo de diez años de existencia. En ese conjunto se desempeñó como pianista».
Su regreso full time al tango se produjo como orquestador del conjunto de Mariano Mores. Buscó entonces -fueron sus Palabras- «unir las esencias más puras de nuestra música popular con la riqueza instrumental de la gran música». Lo más positivo, probablemente, de su larga estada en el conjunto de Mores fue que con ella pudo demostrar Darré una parcela inexplorada de la vasta jurisdicción del tango, en la que tienen igual derecho de ciudadanía el bandoneón quejoso, el íntimo pianito, la guitarra orillera -es decir, de esa zona de nadie donde las orillas de la ciudad se juntan con las del campo-, los vientos, los bronces y hasta el serrucho que en algunas versiones de la orquesta de Eduardo Bianco puede parecer un lejano canto de querubes o una insólita quejumbre de ánimas en pena. Todo timbre, todo sonido puede ser tango; todo timbre, todo sonido alguna vez fue tango.
Aunque autodidacto musical, Darré fue hombre de pensamiento muy denso, capaz de dejar pendiente de su palabra a un auditorio de gente tan andada y tan leída como la que escuchó su discurso de recepción cuando se incorporó como miembro de número en la Academia Porteña del Lunfardo. También fue gremialista, y como tal presidió el Sindicato Argentino de Músicos, logrando que concertistas como Carlos Pessina, Raúl Spivak y Lía Cimaglia enriquecieran la nómina de afiliados. Y otrosí fue letrista de algunas composiciones de Mores, como Viejo Buenos Aires y OK, Mr. Tango, y letrista y músico de El cantar de un tango, Incertidumbre, Puentecito, Un sueño, etc. Más importancia que a esas páginas, atribuía, sin embargo, a su condición de miembro titular de la Orden de Caballería de San Martín de Tours y de la Asociación del Regimiento I de Patricios.

Murió un 12 de noviembre, apenas pasado el día de su patrono Martín de Tours. Había soportado dos intervenciones quirúrgicas que en vano trataron de salvarlo de la muerte. Menos de 30 días antes de morir, el 14 de octubre, tuvo ánimo para escribirme: «Quiero justificar mi ausencia a la sesión (de la Academia Porteña del Lunfardo) correspondiente al mes en curso. Le ruego quiera perdonar mi falta». Pasará mucho tiempo antes de que el tango engendre otro varón tan entero.