Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

domingo, 18 de marzo de 2012

Domingo Santa Cruz Biografía - 18 de marzo de 2012



DOMINGO SANTA CRUZ

Domingo Santa Cruz nació en el barrio del Once, en Buenos Aires, el 20 de diciembre de 1884 y murió en la misma ciudad el 5 de agosto de 1931.
No alcanzó a vivir medio siglo, pero al promediar su vida era ya un bandoneonista popular en 1915, Yacaré -Felipe Femández-, que escribía en Crítica. el diario de Natalio Botana, desde los días inaugurales de 1913, lo llamó decano de la mersa fuellera. Sin embargo, era tres años menor que Pacho y contaba dos menos que Arturo Hernann Berstein, el alemán.    
Oscar Zucchi, que ha dedicado la primavera y el verano de su vida a hurgar en las entrañas del bandoneón y en los entresijos de su historia, pone especial empeño en desmentir a Francisco García Jiménez, que lo daba negro. Santa Cruz no era hombre de color, sino más bien achinado, lo que podría sugerir alguna mezcla de sangre aborigen, pero no africana. La blancura absoluta no estaba en su epidermis, sino en su boina de militante cívico -nombre éste que recibió también cierto vaso de cerveza, pues la espuma semejaba la boina partidaria-, como cívico, dedicó uno de los grandes tangos de todos los tiempos, Unión Cívica -que Alfredo Bevilacqua le tradujo a partitura musical-, a Manuel J. Aparicio, periodista y político, a quien Gaspar J. Astarita ha dedicado un estudio ejemplar. El titulo no se refiere a la Unión Cívica Radical, sino a la Unión Cívica de la Juventud, de la cual aquélla fue un desprendimiento encabezado por Alem. Si no perdurara el nombre de Santa Cruz por Unión Cívica, no se habría borrado de los repertorios de polcas, especie musical que enriqueció con una página obligada, Amelia.
Fue el rengo Santa Cruz hombre amigo de tocar en lenocinios, particularmente en el interior del país. Su fueye, conductor -puesto que pulsándolo dirigía a su típica-. se hizo escuchar, sin embargo, durante el primer lustro de la década de 1920 en LOX Radio Cultura y en LOY Radio Nacional. Su repertorio estaba compuesto no sólo de tangos, sino, como los de tantos otros músicos, también de paratangos, principalmente shimmys y pasodobles. Otro de sus tangos es Hernani, dedicado a Carlos Hernani Machi, quien había tocado con él y quien, presumiblemente, le pasarla algunas creaciones al pentagrama. Pero debe mencionarse también Pirovano, dedicado a los practicantes del hospital Pirovano de Tres Arroyos, ciudad a donde llegó en 1931, acompañado por su hermano Juan, que era pianista y le había conseguido un contrato asaz jugoso en uno de los lenocinios de la ciudad. Las luchas entre bandas de caftens y de macrós había dado triste fama a Tres Arroyos, donde tallaban fuerte Mayer Shran, Nino Balletta y la Pakuski, dueños de más de veinte prostíbulos diseminados por toda la provincia. Uno de los que encontró Domingo en Tres Arroyos se llamaba El Verde. Nos gusta imaginar que tocó allí, porque en El Verde de Guaminí tocaron, hacia 1907, Canaro y Pacho. Allá en el sur hizo crisis la tuberculosis que arrastraba Santa Cruz. Bates dice que murió en la pobreza, después de su regreso a Buenos Aires, donde sus colegas le organizaron el festival de beneficio que era de rigor. ¿Qué se habían hecho los famosos emolumentos percibidos en El Verde, El Colorado o El Francés?
Antes de este final poco feliz, Santa Cruz había cumplido la performance obligada de los tanguistas: cafés, prostíbulos, el viajecito a Montevideo. Además, una academia de baile y su pizca de radiofonía. Zucchi ha rastreado sabia y tesoneramente sus huellas y ha dibujado el laberinto de sus pasos. Juan Silbido (Emilio Vattuone) también rescató los nombres de los músicos que secundaron a Santa Cruz y se hizo eco de una noticia publicada por el diario Última Hora en 1931 sobre “el afligente estado” del autor de Unión Cívica. No es su dolorosa peripecia -padecida también, y aún más dramáticamente, por otros tanguistas insignes, como el Chon Pereyra, por ejemplo-, sin embargo, la que explica la inclusión de Santa Cruz entre los hombres y mujeres que hicieron el tango, sino que fue uno de los pioneros del fueye, el
“decano de los fueyeros", como sintetiza el bandoneonólogo mayor del tango, Oscar Zucchi; el primero en tocar con un instrumento de 71 voces, ya en 1910, cuando los bandoneones corrientes tenían 53.