Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

miércoles, 4 de abril de 2012

Francisco Pracánico Biografía - 4 de abril de 2012




FRANCISCO PRACANICO

Nació en una familia de músicos de la ciudad bonaerense de San Femando el 15 de mayo de 1898 y murió en la misma ciudad el 30 de diciembre de 197l.
A partir de Madre (letra de Verminio Servetto, 1922), Gardel le grabó trece composiciones.
Cuando le pasó aquel tango, como en la casa no había piano, se lo cantó. Cantando empezó su carrera; cantando y tocando la guitarra en un circo. También ejercía otro menester ineludible: tocar el piano en los cines mudos.
En 1914 ingresó en el conservatorio de Adolfo Carabelli y en 1918 era pianista en la orquesta de Augusto P. Berto. Para entonces había compuesto ya su primer tango, Monte Protegido (1916). nombre de un barco argentino hundido por la armada alemana durante la primera guerra mundial. Luego compuso Tatita (1917)) y; en 1918, Pampa, que la orquesta de Roberto Firpo grabó en 1919. Quien escuche este tango y haya escuchado Toda mi vida (Troilo, 1941), si no padece de sordera musical, no dejará de advertir una curiosa coincidencia. En el mismo año Firpo le grabó Lydia; en 1920, Páselo y en 1922, Madre. sin canto. La orquesta Select le grabó Ciudad de San Femando en 1920. Razzano escuchó a Pracánico tocar Madre en la casa de música Romero y Femández, donde tañía el piano, y lo invitó a pasárselo a Gardel. Y allá se fue el hombre, con su pipa y su guitarra. Carlitos, que aún estaba inventando el modo de cantar tangos, no tardó en grabarlo con las guitarras de Ricardo y Barbieri, e Ignacio Corsini se desquitó grabando Sombras (también con versos de Servetto) en 1923. (Gardel grabaría Sombras en 1924 y Corsini, Madre en 1930).
En 1934 Celedonio Flores compuso un poema que al año siguiente incluiría en su segundo libro de versos, Cuando pasa el organito. Se titulaba Corrientes y Esmeralda, nombre que ya había utilizado Enrique Delfino para uno de sus tangos grabados por la orquesta Select, y José Antonio Saldías para un sainete (1925). Pracánico puso música a ese tango cuya letra, menos criptica que la del poema tuvo mucha difusión en la década de 1940.
En 1935. Atilio Mentasti encargó a Piana y Manzi, de quienes El pescante estaba resultando un éxito, un tango para la película Monte criollo, que Arturo Mom rodaría con Azucena Maizani. Manzi escribió los versos, muy hermosos, del tango homónimo; Piana compuso la música. y me contó Piana, con esa humildad conmovedora que lo distinguía: "A Mentasti. no le gustó lo que yo había hecho y entonces le pidieron la música a Pracánico, que presentó una composición muy linda". "¿Y usted qué hizo con la música, Sebastián?". "Y qué iba a hacer. La tiré". Eso de ser llamado en caso de apuro es algo que enorgullece a los tanguistas a Piana también le había ocurrido: cuando Delfino no entregó Lucecitas de mi pueblo para un filme de Lumiton porque no le pagaban lo que él quería, el autor de Milonga sentimental tuvo que escribir a toda carrera la música de Noche provinciana.
Francisco Pracánico era un músico cabal con el que se podía contar. Por eso, sin duda, en 1925, cuando Maurice Chevallier e Ivonne Vallée se presentaron en el teatro Porteño y Manuel Romero quiso hacerles cantar un tango, escribió los versos y pidió la música al gran sanfernandino. "Nunca podré olvidarte, tango querido del arrabal, y allá, en Montmartre, tu melodía, por todas partes me seguirá". Y no por otra razón el gran cantor paraguayo Samuel Aguayo, a quien se tiene por el inventor del chamamé -y la verdad es que lo inventó en la medida que Gardel inventó el tango-, pidió a Pracánico la música de Corrientes Poty.
La obra de Pracánico -Praca, como le decía Gardel, quien a Canaro le decía Cana- es numerosa y diversa. Podrían citarse la ranchera Hasta que ardan los candiles (1931), que además de Gardel le grabó Charlo. y los tangos Te odio (1929) y Mentiras (1932), sobre versos de Cele Flores. que tuvieron la misma suerte.
Nuestros tanguistas han sido, por lo general, muy fecundos, y Pracánico no resultó la excepción. Salvo en San Femando. donde es tenido, con todo derecho, como una gloria local, su nombre no alcanzó, sin embargo, la repercusión lograda por otros músicos que podrían igualarlo, pero no superarlo. Por estas cosas ha de ser que se pinta a la justicia con una venda en los ojos.