ROBERTO FIRPO
Nació
en Las Flores (provincia de Buenos Aires) el 1O de mayo de 1884 y murió en
Buenos Aires el 14 de junio de 1959. En 1956, al cumplir las bodas de diamante
con el tango desató una agria polémica cuando se atribuyó una intervención decisiva
en la composición de La Cumparsita. Entonces cumplía sesenta años La gaucha
Manuela, su primer tango, que nunca llevó al disco (cosa que hizo Pacho en 1913).
En esa época tocaba en El Velódromo, sobre la avenida Alvear. con el violín de
Alcides Palavecino y Juan Carlos Bazán al clarinete. Como se ve. en 1906. antes
de que el barón De Marchi organizara las demostraciones del Paláis de Glace y
del Palace Théatre. el tango se bailaba ya en el barrio Norte. Lugares
nocturnos al fin, se poblaban de patoteros y cocottes. Por supuesto, los
patoteros que aún no se llamaban así. sino la indiada, podían incluir también a
los jóvenes hijos de aristócratas y aun de próceres.
Lo
cierto es que Roberto Firpo. que en 1906 tenía veintidós años. había estudiado
con Alfredo Bevilacqua, optimo maestro y autor de tangos memorables
(Independencia, Emancipación, etc.). Su labor discográfica comenzó un poco más
tarde y cubrió poco menos de cincuenta años. entre Argañaraz (1912) y su
milonga El repique (1959). Su obra escrita es vastísima y registra títulos como
Et gallito, De pura cepa, El amanecer; Didí. De madrugada y, entre decenas y
decenas, Alma de bohemio, que instaló el tango romanza tres años antes de que
Delfino compusiera Belgique.
Se
incluye a Firpo, naturalmente. en la llamada guardia vieja, junto a Canaro y a
Maglio. Tal vez podría revisarse el concepto; tal vez podría decirse que fue
una especie de puente entre la guardia vieja y la guardia nueva. entre el tango
iletrado (no por eso menos genial: al contrario. más genial todavía. como lo
demuestran Arolas y Bardi) y el que, como quiera que hubiese sido, había pasado
por el conservatorio.
Sebastián
Piana se quejaba permanentemente de la poca importancia que la tangología
asigna a Roberto Firpo. Solía decir que había llevado al tango cierto aire
romántico, acentuado en sus valses, como Noches de frío y Recordando el pasado.
Romántico es un adjetivo equívoco. Piana lo empleaba con el valor que Daría le
dio en La canción de los pinos, cuando se preguntaba: ¿Quién que es no es
romántico?; es decir, como trae la Academia en cuarta acepción, sentimental,
generoso y soñador. ¿De dónde sacó Firpo su romanticismo (notorio también en
Arolas, pero éste es posterior a Firpo, en términos cronológicos)?
Alguna
vez dejó dicho que sin duda lo llevaba impreso en su temperamento, pero debió
habérsele manifestado en los ejercicios de piano a los que debía entregarse
cuando de jovencito, comenzó a pulsar ese instrumento. Entonces estaban de moda
los llamados valses Boston, que, como nadie ignora, constituían una especie
americana, de carácter melódico, sin arranques rítmicos. A la luz de esos
valses, descubrió, seguramente, Firpo su temperamento romántico. Más
técnicamente dice Piana: “El contorno melódico de cada uno de sus valses es de
honda expresividad y sentimiento, elementos que permiten al intérprete efectuar
libertad de frasco y acelerar o retener caprichosamente el ritmo”.
En
su larga carrera tuvo Firpo orquestas grandes, menores y un cuarteto. Por esos
conjuntos pasaron figuras señeras del tango, desde Arolas a Pedro Maffia,
incluyendo a Canaro y a Fresedo. Su orquesta de los años treinta, lenta y,
aunque de lineal de sonoridad muy rica, con su flauta a veces, otras con su
serrucho, se escucha todavía con verdadero placer estético (los años de Teófilo
Ibáñez, de Carlos Varela, de Príncipe Azul). Y las interpretaciones al piano
que dejó en 1914 -El gallito, Sentimiento criollo, El amanecer, El bisturí-
mantienen una frescura cura inmarcesible. Increíblemente, Fresedo sólo le grabó
Alma de bohemio y Didí. Y Pugliese. que tocó en su orquesta, además de esas
dos, El amanecer y Marejada, pero trece piezas a Julio De Caro.