Arturo
Navas
Arturo
Navas Sosa nació en Montevideo el 1° de mayo de 1876 y murió en Buenos Aires el
22 de octubre de 1932. Se lo nombra también como Arturo Navas (así en la
propaganda discográfica de la Casa Tagini), Arturo de Nava (cfr. Boris Fuga y Tabaré
de Paula) y en el libreto de Justicia Criolla (edición de 1899) aparece,
"Navas". Su padre, famoso payador oriental, firmaba Juan de Nava,
En
1897, cuando tenía 21 años, Arturo representó en el teatro "Olimpo",
al estrenarse Justicia Criolla, el papel de un guitarrista cantor. El personaje
dice de sí mismo que no es payador, sino un aficionado. Poco más tarde, en La
ley suprema, sainete debido, como el anterior, a Ezequiel Soria, personifica a
un gaucho errabundo y cantor, Calandria, y tiene bastante letra. En uno y otro
caso el primer actor fue un español, Enrique Gil. Luego Navas pasa a la
compañía de los Podestá, donde cumplió una buena carrera. Inclusive hizo el
Alejo de La piedra del escándalo, la pieza de Martín Coronado ofrecida en el
"Apolo" en 1902. Ya era un afamado cantor y excelente bailarín de
tangos, condiciones ambas que lucía en sus presentaciones escénicas.
En
1930, al intervenir en uno de los famosos filmes cortos que Eduardo Morera hizo
con Carlos Gardel, se confesó un hombre viejo, humilde y muy agradecido de que
el gran cantor interpretara La vida del carretero, "ese macarroncito que
estaba enterrado en el polvo del olvido". Siempre había sido considerado,
sin embargo, como el máximo intérprete del canto criollo, autor y cantor -hoy
habría que decir cantautor- de milongas, estilos, cifras y también algún tango.
León Benarós lo evocó, en 1955, como "un cantor excelente, de voz fresca y
agradable, antecesor de Carlos Gardel en la idolatría popular". Algo más
tarde, en sus memorias publicadas en 1973, Juan Carlos Marambio Catán (que, en
1913, cuando Navas era un artista hecho y derecho y Gardel pugnaba aún por
debutar profesionalmente, largaba la Escuela Naval y se metía en el canto
criollo haciendo dúo con Fernando Nunziata) dejó escrito: "Saúl Salinas
era, en esa época, una de las figuras más populares por la calidad de su voz y
por la novedad de su repertorio, ya que era casi en su totalidad cuyano, Arturo
Navas era otra gran figura de la canción, en esos años la más importante.
Precisamente se hallaba en esos días actuando en el teatro "Ópera" de
Rosario» cobrando $ 2.- la entrada, lo que se consideraba un precio excepcional
para oír a un cantor popular que actuaba solo, sin número de relleno", Y
lo describe: "Navas era un hombre alto, delgado, muy acicalado, muy
elegante, vestía un saco negro cruzado y unos pantalones de fantasía de
perfecto corte inglés, botines de charol y un sombrero gris, tipo diplomático,
como le decían entonces".
También
por aquellos años Gardel cultivó la amistad de Navas, de quien recibía consejos
y enseñanzas y a quien admiraba profundamente. Juntos frecuentaban los
camarines de los teatros, donde solían pasar dos o tres horas cantando, según
testimonio de César Ratti, recordado por Orlando Del Greco. Cultor él mismo del
canto criollo, Gardel tenía debilidad por La vida del carretero, la más famosa
página de Navas, que data muy de comienzos del siglo. La grabó dos veces, en
dúo con Razzano en 1922 y solo en 1928. Con ella comenzaba ritualmente sus
presentaciones artísticas en Francia. La parte silbada la hacía con gran
entusiasmo.
Se
dice que Arturo de Navas fue payador. Para entonces la payada y el canto
criollo andaban bastante confundidos, como lo muestra el citado pasaje de
Justicia criolla. El payador improvisaba y confrontaba con otro en las payadas
llamadas de contra-punto. El cantor criollo interpretaba canciones, propias o
ajenas, compuestas con anterioridad, A veces también payaba, y algunos con gran
destreza, como Ángel Greco, por ejemplo. Los cantores criollos fueron con las
tonadilleras y, un poco más tarde, con los actores de comedia y las bataclanas,
los precursores del cantor y la cancionista de tango. El mayor de todos, Carlos
Gardel, emigró del canto criollo y creó el tango canción. Arturo de Navas fue
apagándose como el género que cultivaba.