Enrique
P, Maroni
Pedro
Maroni nació en Bragado (Provincia de Buenos Aires) el 17 de marzo de 1887. En
1914 ya estaba en Buenos Aires, ciudad donde murió el 30 de diciembre de 1957.
Sería impropio decir que en esta capital realizó toda su obra pues ella se
inició en su pueblo natal, cuando César Ratti le estrenó, en 1912, Los bohemios
de Bragado.
Maroni
fue principalmente un hombre de teatro aunque su nombradla fuera más bien
producto del tango y de la radio. Su primer sainete, Mala cría, compuesto en
colaboración con Rogelio Giudice, fue presentado en el teatro "Buenos
Aires" en 1917. Muchos siguieron a éste, olvidados todos, pero no
demasiado injustamente. Un programa de cabaret, estrenado el 6 de junio de 1924
y compuesto en colaboración con Pascual Contursi, merece, sí, un recuerdo, porque
en su representación el actor uruguayo Juan Ferrari cantó, con música del tango
La Cumparsita, de Matos Rodríguez, los versos que comienzan "Si supieras
", dando origen a un largo pleito al que ya nos referimos en la biografía
del famoso músico uruguayo. Dice el estudioso, uruguayo también, Horacio Loriente:
«La letra de Si supieras la firman Contursi y Maroni, pero éste tuvo la lealtad
de confiar a José Di Clemente que le pertenecía en su totalidad a Pascual
Contursi. Como el sainete era de los dos, las cosas quedaron así para la
historia».
El
cancionero de Maroni comprende un centenar de composiciones, unas más
afortunadas que otras en términos de éxito, pero de parejo valor. De ellas
Gardel grabó catorce, que es un buen número: Callecita de mi barrio (A.
Laporte, O. Gasparini), Cicatrices (A. Avilés), Compañero (Filiberto), Chola
(A. Polito), La borrachera del tango ( A. Avilés), La hija de j apone sita (R.
Montes, J. de la Vega), La mina del Ford (F. del Negro), La salteñita (F.
Scolatti Almeyda) Machaza mi suerte (F. Pracánico), Micifuz (A. Avilés), Rosal
de amor (A.D. Riverol), Si supieras, Tortazos (música firmada por J. Razzano y
atribuida a L.E. Casaravilla Sienra) y Virgencita de Pompeya (Filiberto). No
debe dejarse de mencionar que Ignacio Corsini le grabó (el 29 de noviembre de
1927), con toda la letra, el tango Hipólito Irigoyen, que lleva música del
mismo poeta. La orquesta de Francisco Canaro lo grabaría pocos días más tarde,
el 9 de diciembre, es decir, en plena campaña electoral (cuando al autor de
esta nota, que tenía ocho años, alguien le había enseñado a gritar "Irigoyen,
presidente; Melo-Gallo, que reviente").
Maroni
desarrolló una extensa labor radiofónica. Se anticipó en décadas a los comunicadores
que hoy leen frente al micrófono los titulares de los diarios; el leía párrafos
íntegros, con una hermosa voz persuasiva y una dicción ejemplar. Aunque en 1937
una revista lo hubiera designado locutor N° 1, era mucho más que un locutor
(también, aunque en otro estilo, eran mucho más que locutores Juan Carlos
Thorry, Jaime Font Saravia, Iván Casado, Iván Caseros, Carlos A. Taquini,
Carlos Ginés, Alberto Aguirre y otros, sin reposición ni clonación). De
aquellos años, por tantos motivos fundacionales, son los tres libritos de
versos que dejó Maroni: La humilde cosecha (1929), Arreando sueños (1932) y
Camino de violetas (1932). Al primero pertenecen las famosas décimas Apología
del tango, una de las cuales dice: «Tango que me hiciste mal / y que sin
embargo quiero / porque sos el mensajero / del alma del arrabal, I No sé qué
encanto fatal / tiene tu nota sentida / que la mistonga guarida / del corazón
se me ensancha / como pidiéndole cancha / al dolor que hay en mi vida».
Una
importante avenida de Bragado lleva el nombre de Maroni. Su tumba está en esa
noble ciudad. Hace pocos meses con mi mujer y una delegación de la Academia
Nacional del Tango depositamos una rosa sobre ella.