Gerardo
Matos Rodríguez
Gerardo
Hernán Matos Rodríguez nació en Montevideo el 28 de
marzo de 1897 y murió en la misma ciudad el 24 de
abril de 1948.
El
nombre de este pianista no profesional está indisolublemente ligado al del
tango que arrancó al teclado durante los carnavales de 1916. Era entonces
estudiante universitario y lo compuso para Estudiantes del Uruguay. Cuando la
comparsa carnavalera formada por sus amigos y compañeros se acercó a la
Vaquería, un peón exclamó en cocoliche dialectal algo así como; " Allí
viene la Cumparsita de los estudiantes". Alguien tuvo entonces la idea de
bautizar con el nombre La Cumparsita al tango -medio marcial, pero no marcha ni
marchita- creado por Becho.
Quiso
el destino que Roberto Firpo estuviera por entonces tocando con su cuarteto
-Agesilao Ferrazzano y Cayetano Puglisi a los violines y Bachicha al
bandoneón-en el café "La Giralda", y a él le llevaron los amigos de
Matos la partitura, garabateada, sobre papel pentagrama do, por Carlos Warren,
con la esperanza de que el autor de El amanecer la incluyera en su repertorio,
Así lo hizo Firpo, no sin agregarle un contra canto de violín que ponía cierta
atmósfera melancólica a los compases lucubrados por el autor.
La
intervención de Firpo en el arreglo de La Cumparsita es todavía hoy motivo de
arduas polémicas. Pero, como quiera que fuese, don Roberto lo presentó en el
bar "Iglesias" de Buenos Aires y lo llevó al disco más o menos
simultáneamente con el cuarteto de Alonso-Minotto (Di Cicco) y el conjunto de Juan
Maglio.
Pese
a que malvendió su obra a la casa Breyer, Matos encontró el modo de estar en
París en 1924 y allí se enteró de que La Cumparsita había sido recreado con el
nombre de Sí supieras por Pascual Contursi y Enrique P. Maroni, quienes ponían
los versos llorosos compuestos al efecto en boca del cantor Juan Ferrari, y que
ya Gardel los había grabado con las guitarras de Ricardo y Barbieri. Matos
regresó sin pérdida de tiempo a Buenos Aires e inició su largo pleito que
concluyó en octubre de 1948 -laudo de Francisco Canaro mediante-, cuyo fin no
pudo ver porque había muerto seis meses antes.
Matos
se redescubrió músico con el éxito de Sí supieras y compuso, sobre letra de su
amigo Víctor Soliño, la melodía de Mocosita, Gardel grabó este tango pero la
grabación, al igual que la de Si supieras, debió retirarse del comercio porque
Rosita Quiroga reivindicó la exclusividad de la interpretación.
De
ahí en más, Becho continuó creando, con ágil inspiración y no sin entusiasmo.
Los más cantados de sus tangos son Che» papusa, oí (versos de Enrique Cadícamo,
1927} y La muchacha del circo (Manuel Romero, 1928). Se arriesgó también al sainete
musical (La Cumparsita, con libro de Ivo Pelay, 1932), pero nunca aceptó
figurar como director de orquestas o conjuntos musicales. Su nombre, sin La Cumparsita,
tal vez ya se habría disipado; sin embargo, sus otros tangos llevan músicas muy
bellas.