SEBASTIAN PIANA
Sebastián Piana
nació en Buenos Aires, en el barrio de Almagro,
el 26 de noviembre de 1903 y murió en la misma
ciudad el 17 de julio de 1994.
Cuando se inició en el tango, a los 15
o 16 años, tallaban todavía gloriosos orejeros (músicos que ignoraban la
escritura musical), como Vicente Greco, Agustín Bardi, Eduardo Arólas o José
Martínez. Piaña fue de los primeros tanguistas en encarar con seriedad los
estudios musicales. Lo hizo primeramente en el conservatorio de Antonio D'
Agostino (maestro, también, por los mismos años, de Osvaldo Pugliese). Recibido
como profesor de piano y solfeo, Piaña estudió armonía con el padre Martín
Cazzaniga, organista del santuario de María Auxiliadora, también en Almagro.
Luego, continuó con Juan Francisco Giacobbe, un brillante musicólogo asimismo
almágrense. Pero, puesto que su sueño era ser concertista, decidió perfeccionar
sus conocimientos pianísticos con uno de los mayores músicos argentinos,
Ernesto Drangosch, y era su alumno cuando aquel gran maestro murió, a los 43
años, en 1925.
En 1922 obtuvo el segundo premio en el
concurso abierto por los cigarrillos Tango, con Sobre el pacho (letra de José
González Castillo) y en 1923 Azucena Maizani le estrenó Silbando, escrito en
colaboración con Cátulo Castillo, con versos del mencionado poeta. Tres años
más tarde, también con Cátulo, musicalizó un poema de Hornero Manzi, El ciego
del uiolín, que, conver-tido en el tango Viejo ciego, abrió una nueva época en
la letrística tanguera. En 1934 obtuvo, otra vez con versos de Manzi, un gran
éxito, El pescante, y, entre centenares de composiciones de diversos tipos,
compuso, en 1943, su obra maestra, Tinta roja, a la que aplicó versos Cátulo
Castillo.
Piaña es, por sobre todo, el creador
de la milonga urbana. En la historia tuvieron que ver Manzi y Rosita Quiroga.
Manzi pidió un día a Rosita -super estrella de la Víctor argentina- que le
cantara un tango. "Traéme, una milonga, che" , le contestó Rosita.
Manzi recurrió a Piaña y éste aceptó el desafío, pero él no podía hacer una
milonga como las que cantaba Rosita que tenían una sola parte musical, repetida
según la extensión de la letra. Pensó en el desarrollo musical que Alberto
Williams había dado a la milonga campesina y lucubró algo que fuera bipartito,
como el tango; que mantuviera una escritura popular y que trasuntara un dejo
arrabalero; ese dejo arrabalero que el tango ya casi había perdido. Compuso una
música, le gustó y se la llevó a González Castillo. En tanto, Manzi lo
apremiaba, ansioso por complacer a Rosita. Tanto lo apuró que un día Piaña se
sentó al piano y compuso una nueva milonga sobre el corte de la anterior. Se la
dio a Manzi, quien la convirtió en la Milonga sentimental y se la llevó
desalado a la gran cancionista, pero a ella no le gustó lo bastante. Y así se
quedó, sin estrenar, hasta que un cuarteto de actores la interpretó en un
pasacalle del teatro "Casino" y, luego, la orquesta de Pedro Maffia
(cuñado de Sebastián) la incluyó en su repertorio con arreglo de Giacobbe; tras
cartón, le aplicó la voz de Rosita Montemar, que fue la primera cancionista que
entonó los bellos versos de Manzi.
Cuando Piaña le llevó a Canaro la
Milonga sentimental, el autor de Sentimiento Gaucho le dijo: "¡Pero esto
se parece a un tango! Vamos a llamarlo milonga tangueada". Para Canaro
había nacido una subespecie musical, un tipo especial de milonga; para Piaña
había nacido una nueva especie musical: la milonga urbana.