Juan
D'Arienzo
Juan
D'Arienzo nació en Buenos Aires (barrio del Congreso) el 14 de diciembre de
1900 y murió en la misma ciudad el 14 de enero de 1976. Se le llamó El Rey del
compás porque así se le ocurrió al Príncipe Cubano (Ángel Sánchez Carreño), animador
del "Chantecler" (Paraná 440), donde la orquesta del maestro, al
promediar la década de 1930, íes daba cuerda a los pies de los bailarines.
Antes
de tener su propia orquesta, D'Arienzo, que había estudiado violín en los
conservatorios Mascagni y Thinaud-Piazzíni, zapó en otras muchas. Desde el
comienzo estuvo vinculado con Ángel D'Agostino, con quien, tras actuaciones
diversas, sustituyeron al conjunto de Roberto Firpo en el teatro
"Nacional", cuando otros compromisos impidieron que el autor de Alma
de bohemio continuara interviniendo en la representación de Cabaret Montmartre,
de Alberto Novión. Esto ocurría en 1919. Por entonces María Luisa Notar cantaba
en escena una letra titulada Flor de fango, que Pascual Contursi había escrito
para el tango El desalojo, de Augusto Gentile.
Puesto
que la música es una sola, D'Arienzo tuvo ocasión todavía de tocar su
instrumento en la rondalla de "Cauvilla Prin" y en la jazz band de
Nicolás Verona, En 1922 viajó a Europa -por supuesto en barco, el Giulio
Cesare, no sólo porque aún no había aviones de turismo sino porque, aunque los
hubiera habido, no los habría usado, como jamás usó ninguno en el resto de su
vida. De regreso volvió a empuñar el arco de su instrumento junto a D'Agostino,
en un conjunto al que pronto se incorporó Anselmo Aieta. En 1926 ya era titular
de la orquesta, pues D'Agostino había sido reemplazado por Luis Visca, hombre
fogueado en las huestes de Juan Maglio. Cuando, en 1927, el sello Electra
contrató al joven cantor Carlos Dante, lo llevó a D'Arienzo para que lo
acompañara. Por entonces la revista La canción moderna, de Dante A. Linyera,
abrió una encuesta en la que el entrevistado debía declarar quienes eran, a su
juicio, los mejores cantores. D'Arienzo respondió; Gardel; Dante, que corea los
tangos de mi orquesta en los discos de Electra; Charlo, Gómez.
Después
de compartir el rubro con Juan Polito, vuelve a compartirlo con Luis Visca, y
es la orquesta D'Arienzo-Visca la que pasa al "Chantecler" en 1934.
Visca se retira por cuestiones familiares y D'Arienzo se hace cargo del rubro y
en enero de 1936 confía el piano a Rodolfo Biagi, quien en dos años y medio
transformó el conjunto y le grabó la impronta que no se borró ni con la
deserción casi total de los músicos, producida en 1939. De la época de Biagi es
la arrolladora versión de La puñalada, de Pintín Castellanos, y la no menos
espectacular de La Cumparsita. Por entonces el conjunto se incorpora en la
radio El Mundo, desde cuyos estudios llegaron al país y sus adyacencias los
vendavales de armonías que D*Arienzo=Biagi desataban, noche tras noche, desde
el palco del "Chantecler*.
Músicos
vigorosos como Polito, Salamanca y Héctor Várela o exquisitos como Cayetano
Puglisi; cantores de buena escuela como Héctor Mauré, Juan Carlos Lamas,
Armando Laborde y el riojanito Enrique Carbel, muerto cuando le despuntaba la
juventud, y otros que se habrían dicho prolongaciones de su orquesta, como el
perenne Alberto Echagüe, respondieron con disciplina a la conducción
concienzudamente histriónica del maestro. Nada desafinó. No sólo las voces y
los sonidos; tampoco desafinaron los gestos. D'Arienzo devolvió el tango de los
labios a los pies, contrariando a Contursi que lo había llevado de los pies a
los labios y, al igualar los tantos, abrió el camino a ese prodigio de
equilibrio tanguero que fueron, cada uno en lo suyo, las inolvidables orquestas
del cuarenta.