CASETE RCA VICTOR TMS 50231
Roberto Goyeneche
El Polaco Goyeneche nació el 29 de enero de 1926.
Cuando murió, el 27 de agosto de 1994, ya no era el Goyeneche que había cantado
con Salgan (siendo todavía colectivero) y con Troilo. Cantaba menos y actuaba
más (del inglés to act, interpretar un papel]. Ya le faltaba muy poco para
metamorfosearse en mito. «La juventud está muy metida con él», se asombraba
Mariano Mores.
Su vida tiene algo del misterio gardeliano. Lo digo
porque, al morir, sus biógrafos y apologistas lo daban por sobrino de Roberto
Emilio Goyeneche, el autor de “De mi barrio y de Pompas”, en tanto otros
biógrafos sostienen que era hijo del pianista que en 1922 había participado de
las representaciones ofrecidas en España por la compañía Muiño - Alippi junto a
Vicente Climent y Celia Louzán, cuyo
éxito abrió el camino de Madrid a Francisco Spaventa y a Carlos Gardel. En lo que todos están de acuerdo es en la
porteñidad del polaco: nadie ha dicho aún que hubiera nacido en Tacuarembó.
Tuvo una adolescencia dura y laboriosa, sentado a
los volantes de vehículos de distinta tara. Luego ganó un concurso organizado
por aquellos Inolvidables promotores y estudiosos que fueron Roberto Cassinelli
y Raúl Outeda, y saltó de allí a la orquesta formada por el violinista Raúl
Kaplún cuando éste, en 1946, se alejó de Lucio Demare. En 1953, buscando un
cantor para su orquesta, Salgan escuchó a Goyeneche y quedó fascinado. «Par su
manera de decir puede llegar directamente al corazón de la gente y
emocionaría», explicaba. Con el autor de “A fuego lento “registró el Polaco sus
primeras grabaciones comerciales (recordaba haber grabado con Kaplún un disco
que no salió a la venta): Alma de loca, Yo soy el mismo, Siga el corso, Un
momento y, entre otras, dos en dúo con Ángel Díaz, el Paya.
De la orquesta de Salgan pasó a la de Aníbal Trono,
junto a Ángel Cárdenas. Con Pichuco habían cantado ya Florentino, Marino,
Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Jorge Casal, Raúl Berón, Carlos Olmedo, Pablo
Lozano. Su primera grabación con Pichuco fue la de” Bandoneón arrabalero” (en
la otra cara del disco, impreso el 7 de setiembre de 1956, Cárdenas canta
Chuzas, una milonga del poeta Enrique Uzal con música de Rene Ruiz), A los tres
años, Troilo lo despidió: "Usted está llamado a tener popularidad y dinero
-le dijo-, y no le voy a poder pagar». ¿Fue un visionario Troilo? Ni fantaseaba
ni profetizaba: el destino de Goyeneche estaba a la vista. De todos modos, ser
cantor no era tan tranquilo como ser chansonníer. Éste cantaba con un sueldo
seguro. Al cantor -al solista, como suele decírsele esperaba un contrato aquí,
otro más allá, y un camino largo que baja (muchas veces sube, menos mal) y se
pierde.
El primero que le dio trabajo fue Antonio Maida,
cantor él mismo, hermano de Roberto, pero menos bohemio que éste, o, en todo
caso, más ordenado. Fue en Radio del Pueblo, una emisora de bajísimo perfil,
perteneciente, como todas, al Estado, a cuyo frente lo habían colocado las
veleidades de la política -que también es grela, como la suerte-. Entre aquel
debut y su muerte pasaron 34 años, tres décadas y media en las que el polaco
tuvo ocasión de hacer muchas cosas, y las hizo: radio, televisión, teatros,
clubes nocturnos, cine, giras, París, Tokio.
No le faltaron honores y fue el presidente de: la
República quien le entregó en 1990 el diploma de Ciudadano Ilustre de Buenos
Aires. Nadie lo merecía tanto como él. Sólo Gardel podía superarlo en
acreditaciones, pero cuando Gardel murió, aún la política no había inventado
ese galardón. Ni siquiera existían las medallas al mérito artístico, creadas en
1954 por ley de la Nación (que tuve la honra de informar en la Cámara como
diputado): se dieron ese año y nunca más. Pero nada de lo que hizo Goyeneche
fue tan importante corno su propia personalidad. Y ninguna recompensa lo fue
tanto como el cariño perdónalo todo que el pueblo -es decir, la mayor parte de
la población- profesa a algunos semejantes a yeites procuraban también
privilegiar las palabras con relación a la música. Exageraba, es claro, ¡pero
cuántas otras cosas en su vida fueron exageraciones! De algunas de aquellas
exageraciones fue consecuencia la arena de su garganta (Cacho Castaña dixit);
no de los años... ¿Y si aquellas patadas estuvieran reproduciendo el gesto de
impotencia de Arolas cuando rompía los bandoneones?
Alguna vez Goyeneche se quejó por no haber recibido
el disco de oro. Creo que Gardel tampoco lo recibió. Pero con disco o sin disco
fue el referente consabido del tango canción durante una larga época; famoso y
popular a la vez, cantó en París en un espectáculo que llenaba teatros, en el
que lo aplaudieron con frenesí (y no fue, ciertamente, por cariño, puesto que
no lo conocían). Aunque lo dijera con otras palabras, la buena gente pensaba lo
mismo que a su muerte escribió Jorge Góttling: «Seria una simplicidad
imperdonable afirmar que Goyeneche fue sólo un buen cantor. Inauguró todo un
cosmos tanguistico al fabricar climas, con voz y gestos, en cada uno de los
tangos, corno si se tratara de un decorado añadido y preciso».
Me quedan de él imágenes sueltas: gestos de
admiración y de fastidio, ironías y silencios, sus sonrisas y sus risas, que no
parecían de la misma persona. Rehusó armar esas piezas inconexas como si fueran
las de un rompecabezas. Me quedo con la de aquella tarde, en la Botica del
Tango de Bergara Leumann. Luis Alposta y yo solíamos acompañar a Rosita Quiroga
a esos programas televisivos. Aquella tarde cantó Goyeneche “De mi barrio”, corno homenaje a Rosita:
luego Afiches. Yo estaba de píe, junto a Carlos García. Mientras cantaba De mi
barrio, cada uno siguió atendiendo su juego. Después silabeó «Cruel en el
cartel», y el estudio quedó paralizado, suspendido de su canto, como encerrado
en una burbuja. La modista dejó de coser, el sonidista se olvidó de los
micrófonos; el iluminador, de los spots; nosotros, de respirar. «Y apareces tú,
vendiendo el último jirón de juventud...*». Carlos García me tocó suavemente el
brazo y me susurró: «Ahora ve lo que es un artista*.
FUENTE: Mujeres y Hombres que Hicieron el Tango –
Por José Gobello
Artist: Sexteto Tango
Album: Reunión de Maestros canta
Roberto Goyeneche
Year: 1984
Genre: Tango
Comment: Casete de Difusión de Tango.
Publicado por: Tango, Radio y más Historias.
Title: 02 Recordandote - Guillermo
Desiderio Barbieri y Jose De Grandis
Title: 03 Vals del carnaval - Vals-
Anibal Troilo y Catulo Castillo
Title: 04 Me están sobrando las penas
- Jose Basso, Argentino Galcan y Carlos Bahr
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Title: 07 Pordioseros - Guillermo
Desiderio Barbieri
Title: 08 Recuerdo malevo - Carlos
Gardel y Alfredo Le Pera
Title: 09 Esquinas porteñas -
Sebastian Piana y Homero Manzi
Title: 10 Chau viejo Juan - Osvaldo
Berlinghieri y O.Figueredo
Title: 11 Un tropezón - Raul De Los
Hoyos y Luis Bayon Herrera
Title: 12 Estrella - Cholo Hernandez y Roberto
Casinelli
Este album también se publico en formato disco L.P bajo el número RCA- TMB 50231.
Fue el último de la obra completa del Sexteto.
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MEGT BAJAR SEXTETO TANGO- REUNION DE MAESTROS
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