Vicente Greco
Vicente Greco nació en Buenos Aires el
3 de junio de 1886 y murió en la misma ciudad, a los 38 años, el 5 de octubre
de 1924. No fue el primer bandoneonista, pero sí quien hizo del bandoneón un
instrumento canónico del tango. Lo habían precedido, entre otros, Domingo Santa
Cruz, el autor de Unión Cívica, y su discípulo, Juan Maglio (Pacho), quien ya
andaba desplegando su fuelle por los cafés de Barracas, cuando Greco aún tañía
la guitarra. Pero correspondió a Greco, en 1911, trazar el organigrama de las
orquestas destinadas a tocar tangos, que él denominó típicas, y puso entonces un
par de bandoneones cadeneros junto al piano y al pie de los vio-lines. Flauta,
clarinetes, mandolines fueron paulatinamente abandonados y, al cabo, también lo
fue la guitarra, cuando en los discos Era comenzó a sonar el piano de Roberto
Firpo, allá por 1914.
A Greco le decían Garrote, apodo que
le transfirió su hermano Fernando. En su familia hubo una pianista, su hermana
Elena, y un guitarrero, cantor y payador, Ángel, que creó algunas
composiciones, entre ellas la famosísima milonga tangueada Naipe marcado.
Vicente, alentado por el mitológico negro Sebastián Ramos Mejía, fue de café en
café -como era de práctica-, llevando su jaula -el bandoneón-, tañéndolo,
lucrando aplausos, fama y algún dinero. Se lo recuerda como uno de los primeros
en acercarse al centro, en "El Estribo", sobre la calle Entre Ríos.
En 1911, animaba con su murguita los bailes del salón "San Martín",
sobre la calle Rodríguez Peña al 344, que aún está en pie. Allí compuso su
tango Rodríguez Peña, que no honra al procer sino a la milonga. Greco no sabía
leer música, ni tampoco escribirla. Tocaba a pura oreja, como el pianista José
Martínez, como Anselmo Aieta, como, más tarde, el mayor guitarrista del tango,
que fue Roberto Grela. Su primer tango, El Morochito, del año 1905, se lo llevó
al pentagrama Geroni Flores, a quien se lo dedicó y en cuyo homenaje le dio
título A aquella composición primigenia siguieron muchos otros tangos, entre
ellos El pive (escrito con la -v- etimológica) , El flete, Popo/, E1 cuzquito,
La viruta, Racing Club, La infanta (por doña Isabel de Borbón), El pangaré,
Zaza (por la tonadillera Teresita Maraval) y, entre otros, uno de los más
bellos tangos que se han compuesto en todos los tiempos, Ojos negros. También
escribió varias letras para sus músicas, entre ellas la de La percanta está
triste, que en 1921 le grabó su amigo Carlos Gardel.
Después del concurso organizado por el
barón Antonio María De Marchi en el "Palace Théatre", en 1913, cuando
la aristocracia llevó el tango a sus salones palaciegos del barrio note,
Francisco Canaro y Vicente Greco fueron de los primeros en ser convocados. En
1915 decía la revista Fray Mocho: "Greco se ha impuesto entre la gente
copetuda. Es el niño mimado de las familias bien. Actuó en el Plaza Hotel, en
la residencia del doctor Lucio V. López (Callao casi avenida Quintana), en lo
de Creen., en lo de Lagos García, en lo de Lamarque, entre otros. Tales faenas
le rinden no menos de 200 pesos por actuación".