Roberto Maida
Roberto
Maida, por verdadero nombre Domingo, nació en Fráncica provincia de Catanzaro,
Italia) el 3 de marzo de 1908 y murió en Buenos Aires el 9 de abril de 1993. Se
contó entre quienes difundieron el tango en Europa, pero es mucho más recordado
por los años en que se desempeñó como cantor de la orquesta de Francisco
Canaro. Éste lo menciona en sus memorias como al pasar, pese a que había
grabado con su orquesta 186 composiciones (184 como estribillista y 2 como
solista) entre 1934 y 1938.
La
vida tanguera de Maida fue muy rica y es una pena que el cantor no haya dejado
sus memorias. Las anécdotas que narraba, no sin algún desparpajo que le creó
enemistades, se han perdido para siempre, porque sus amigos carecíamos de
micrófonos ocultos que permitieran grabar sus dichos sin riesgo de la
espontaneidad. Fue un gran cantor y él lo sabía, aunque algunos estudiosos no
hubieran reparado en ello. Hay coleccionistas de sus discos no sólo en la
Argentina y fue tal vez el primero en creer en Discépolo, a quien le preestreno
Esta noche me emborracho antes de que Azucena Maizani lo lanzara a la fama. Fue
en 1927, en el teatro Astral, cuando cantaba con la orquesta contratada para
tocar en esa sala.
En
1928 se embarcó hacia España como cantor de la orquesta de Cátulo Castillo. Con
ella actuó en cabarés de Barcelona, Madrid y Sevilla y grabó, entre otros
tangos Qué vachaché y Esta noche me emborracho. En 1930 Cátulo dio por
terminada su empresa y los músicos retornaron a Buenos Aires. Maida grabó
entonces aquí veintidós composiciones para Columbia, con una orquesta dirigida
por Alberto Castellano, y algunos estribillos con los conjuntos de Canaro y
Pedro Maffia. En 1931 volvió a España, otra vez con Cátulo. Su escenario fue
media Europa. Cantó en Portugal con Bachicha; en Londres y París con Manuel
Pizarro; en Alemania con Eduardo Bianco y el mismo Pizarro. En París frecuentó
a Carlos Gardel, quien le grabó su tango Aquellas cartas (1932, música de Juan
Ghirlanda) y antes de 1933 estaba otra vez en Buenos Aires, convocado por Jaime
Yankelevich y Pablo Osvaldo Valle para cantar en radio Belgrano. En 1932 fue
contratado por Francisco Canaro, a quien pronto acompañaría en la reposición de
la comedia musical La canción de los barrios. Por entonces anticipaba a través
de las radios los tangos que se conocerían en las comedias de Canaro. Con éste
cantaba cuando la orquesta se mudó a radio El Mundo, seducido Canaro, dicen
algunos, por Pablo Osvaldo Valle y, según otros, debido a la importancia que
radio Belgrano daba al jazzman inglés Harry Roy. En 1934 Maida resolvió
independizarse. En 1941, tras una gira por países vecinos, formó una orquesta
cuya dirección confió a Argentino Galvan y con ella debutó en el Dancing Ocean.
La experiencia fue breve, porque los dueños del local resolvieron que el
conjunto no invitaba a bailar. Hizo todavía algunas giras que lo llevaron hasta
Centro América y en 1968 abandonó la actividad artística para desempeñarse como
intendente de radio Belgrano. Allí lo conocí un día de 1976. Yo participaba de
un programa conducido por Miguel Ángel Merellano. Una mañana me invitó a pasar
a una sala, cerró la puerta, me pidió que lo escuchara cantar y me preguntó si
aún estaba en condiciones de hacerlo profesionalmente. Yo, que desde muchacho
llevaba prendida en el oído su voz de terciopelo entonando Cosas Viejas, lo
estimulé a hacerlo. Me habló de su calvicie y prometió usar peluca. Como
lanzamiento organicé entonces un homenaje que en su persona la Academia Porteña
del Lunfardo tributaría al cantor de orquesta. El evento ocurrió en la sala
Enrique Muiño del Centro Cultural General San Martín el 12 de noviembre de
1976. Él evocó sus grandes éxitos de la década de 1930 y yo tuve el gusto de
decir unas cuantas palabras. Comenzó aquella noche la última etapa de la
carrera de Roberto Maida. Pudo realizar el sueño de cantar en Medellín y honrar
a Carlos Gardel en la estación aérea del accidente fatal. Él había cantado
Silencio en el velatorio realizado en el Luna Park.