jueves, 1 de mayo de 2014

José Alberto Corriale - Biografía - 1 de mayo de 2014


                                        José Alberto Corriale
José  Alberto   Corriale   nació   en Buenos Aires el 4 de setiembre de 1915 y murió en la
misma ciudad el 7 de noviembre de 1997.
El investigador Osvaldo Esteban Firpo le ha dedicado una completísima monografía de la cual es una recensión esta nota. De todos modos, recordemos que Corriale fue un solicitadísimo percusionista y que la percusión no carece de tradición tanguera. La batería (conjunto de instrumentos de percusión montados en un dispositivo único que toca un solo ejecutante) apareció en los conjuntos típicos durante la segunda década del siglo.
En su Historia de la Orquesta Típica, Luis Sierra da una nómina de veinte bateristas. Entre ellos figura precisamente Pepe Corriale, quien fue mucho más que un percutor; fue un músico cabal e inclusive un teórico de su propio arte, como lo demostró en su trabajo sobre La batería en el tango. En sus breves páginas recuerda allí que en una grabación realizada con la orquesta de Raúl Garello «la batería llega al borde de lo increíble: atrevimiento que no podía ser pensado en la época del 40 o del 50, que la batería realizara la variación de “Canaro en París».
Corriale ejerció su arte no sólo en las orquestas de Canaro, Fresedo y De Caro, sino también en la Sinfónica Nacional. Lo más curioso de su labor transcurrió en el cine teatro "Ópera", del que durante 17 años fue asesor musical. En ese carácter estuvo presente en las actuaciones del Folies de París, del Gran Ballet del Marqués de Cuevas, de Edith Piaf, del Lido, de Támara Taumanova, de Carmen Sevilla, de Paquita Rico, de Cab Calloway; de Paul Anka, de Sammy Davis, de Caterina Valente, de Xavier Cugat y de una vastísima constelación de étoiles de todas las magnitudes. Viajó luego por el ancho mundo, acompañando a Nati Mistral, y fue parte en los grandes conjuntos de Mariano Mores, Astor Piazzolla, Osvaldo Berlinghieri, Atilio Stampone, Leopoldo Federico y Raúl Garello. Además, fue socio número 5 y primer presidente del Sindicato Argentino de Músicos.
Corriale dijo de sí mismo: «Confieso que desde los once años ejecuté la batería y que he hecho todos los géneros (sinfónico, lírico, jazz, tropical). “Al tango lo llevo en el alma y siempre quise que la batería tuviera otra presencia en su ritmo». Esta convicción lo llevó a formar el quinteto Pepecó, con el que incorporó a la interpretación del tango timbres hasta entonces inéditos, incluidos algunos que, logrados con platillos, crearon nuevos colores y novedosas variantes rítmicas.
Corriale fue, fundamentalmente, un innovador, algo que ciertamente no delataba su look; pero sí su conversación y el brillo de sus ojos cuando hablaba de sus hazañas de percusionista. Mariano Mores y su inolvidable arreglador Martín Darré apoyaron todas sus iniciativas y Astor Piazzolla le permitió utilizar bongos, tomtones, bells y el güiro. «La rítmica que incorporé con los tomtones en los rellenos -anotó- hoy es usada por casi todos los arregladores y cuando no cuentan con batería, tratan de imitar los mismos golpeando la caja del contrabajo o la del bandoneón.»

De pronto, pareció que la incorporación del contrabajo al diseño de la típica -Francisco Canaro se atribuyó esa trouvaille - desalojaría para siempre al redoblante, al bombo y al platillo. Sin embargo, el pasado siempre vuelve a encontrarse con nuestras vidas y no es saludable tenerle miedo, como no lo es, tampoco, temer al futuro. La continuidad del tango no se da en línea recta. Tiene sus meandros, tiene sus vueltas y revueltas. Pepe Corriale dio testimonio de esa continuidad, de ese pasado que se enriquece haciéndose futuro e ignorando algunos desdenes del presente que el fluir de la vida deja parados en la vereda, haciendo el ridículo.