viernes, 11 de octubre de 2013

Dante Linyera - Biografía - 11 de octubre de 2013

                                                      Dante  Linyera
Bautista Rimoli -que se firmó alternativamente Dante A. Linyera (por alusión a Dante Alighieri), Carlos Onofre Alvear y Arnaldo Demos- nació en Buenos Aires el 2 de agosto de 1902 y murió en la misma ciudad el 14 de julio de 1938. Casi un mes más tarde, el 8 de agosto, el diario Noticias Gráficas informó sobre su muerte. Fue uno de los colaboradores iniciales de nuestro diario, decía, después de llamarlo émulo de Betinotti y agregar que dejó de existir en un anonimato cruelmente incompatible con la vasta labor desarrollada.
Muchacho de barrio, con aspiraciones literarias que manifestó leyendo vorazmente y versificando a destajo, aprendió a medir sus versos cuando Álvaro Yunque le enseñó a hacerlo. En 1923 los publicaba ya muy originales, e impregnados de un pesimismo que resultaba discepoliano avant lalettre, en la hoy legendaria revista El alma que canta, fundada por Vicente Buquieri (en realidad, Buccheri). Luego hizo teatro del que más tarde se llamaría independiente, vio impresas sus poesías en publicaciones diversas, y el 26 de abril de 1928 editó el primer número de La canción moderna, una especie de réplica de El alma que canta. De ese mismo año es su folletito ¡Semos hermanos!, en el que reúne algunos de sus poemas.
Dante A. Linyera escribió buen número de letras de tango, entre ellas la de Pajarito, a la que él mismo puso música, que Carlos Gardel grabó en abril de 1930. Alberto Castillo también dejó una versión fonográfica de esta pieza. Fue asimismo autor de la letra de Boedo, el gran tango de Julio De Caro, con cuya orquesta lo estrenó Roberto Díaz, en el cine Renacimiento, el 8 de octubre de 1928. El mismo Díaz repitió la grabación, con guitarras, cantando la letra íntegra, el 18 de abril de 1929. También grabó este intérprete, con guitarras, Cocoliche (abril de 1930), y con la orquesta de Luis Petrucelli, Pestañas negras. Floridita de arrabal hermosa letra dedicada a la calle Boedo, fue estrenada en 1928 por el dúo Recio-Precona. Otra grabación memorable es la que Carlos Dante hizo de Si volviera Jesús, con la orquesta de Miguel Caló, en setiembre de 1935. La orquesta de Julio De Caro grabó, a su vez, aparte de tres versiones -todas sin canto- de Loca Bohemia, (sobre la música de Francisco De Caro), Cómo nos divertimos, con estribillo cantado por Luis Díaz, Hasta el otro carnaval, con el mismo chansonnier, y Yo me quiero divertir, sin canto. Otras letras de Linyera son también las de A la francesa, con música de Enrique Mónaco; Ridi, pagliaccio, musicado por Alberto Cima; Yo soy el payaso, música de Alfonso Lacueva; Milonga del bien perdido, en colaboración con Ángel Greco, etc.
Rimoli, que fue un notable poeta popular, de una fecundidad admirable, capaz de tocar temas muy disímiles y de escribir en verso o en prosa con igual facilidad, no fue, en cambio, un gran letrista. Más que como tal, merece ser recordado -y honrado-corno difusor del tango, esa creación maravillosa de Buenos Aires que amó entrañablemente y a la que dio mucho más que cuanto recibió de ella. Su revista, sabiamente administrada por Julio Korn, se convirtió en Radiolandia cuando el mercado así lo exigió. Para entonces, Linyera ya estaba esperando la muerte en el manicomio, allí donde también la esperaron y la recibieron Pascual Contursi y Eduardo Escáriz Méndez. Él había alentado, en 1928, la carrera tanguística de Discépolo, al que llamó filósofo antes de que otro lo hiciera, y con quien compartía la misma cosmovisión pesimista y esperanzada a la vez.

Desde las páginas de La canción moderna, muy leídas, promovió sin egoísmo a multitud de músicos, de poetas, de intérpretes. Otro, tal vez, en su lugar, y que fuera, como él, un letrista de discreto para arriba, habría colocado gran número de criaturas suyas en los repertorios de los músicos, de los cantores y de las grabadoras. Linyera no lo hizo; las grabaciones de sus piezas son escasas. Como un sanmartiniano del tango lo dio todo sin pedir nada. Este año, 1998, la Academia Porteña del Lunfardo y la Academia Nacional del Tango entregarán, en forma conjunta, el título de Benemérito del Tango a un admirable estudioso, crítico y difusor radicado en Chivilcoy; Gaspar J. Astarita. Creo que el mismo título habría que otorgar, con carácter póstumo, a Dante A. Linyera.