Desde el año 2000, los 5 de setiembre se
celebra en Buenos Aires el Día del Lunfardo por
Tanto Gobello como Oliveri insisten en que
el origen del habla popular porteña parte fundamentalmente de las grandes
inmigraciones de fines del siglo XIX. Ese origen no niega que el habla se haya
desarrollado en los sectores del hampa porteño, dado que los inmigrantes muchas
veces eran pobres. Y por eso no es casual que los primeros estudiosos de la
jerga fueran funcionarios policiales, como Dellepiane o Fray Mocho. Muchas
veces se la ha definido como una “lengua de los delincuentes”. En su origen la
palabra “lunfardo” vendría del gentilicio “lombardo”, término que llegó a ser
sinónimo de ladrón porque los lombardos fueron, en el siglo XVIII, usureros y
prestamistas.
Pero el mundo del lunfardo en realidad no
era solamente el de la delincuencia. Era más bien, como afirman nuestros
investigadores, el bajo mundo del conventillo, del inmigrante donde se
mezclaban palabras de diferentes orígenes. Eso comienza a penetrar la cultura
porteña. “Mi noche triste”, de Pascual Contursi, es el primer tango que incluyó
letras lunfardas. Si bien en sus inicios los tangos lunfardos contaron la vida
arrabalera y compadre, pronto, tras la crisis del ´30, las letras comenzaron a mencionar
temas como la pobreza, el desempleo y los valores desvirtuados.
Vale recordar la ridiculez a la sectores
conservadores de esta sociedad llegaron. Entre 1933 y 1953, nuestro slang quedó
prohibido para ser transmitido por la radio. Esta proscripción hizo que muchos
tangos tuvieran que cambiar sus letras y títulos: “El bulín de la calle
Ayacucho”, con letra de Celedonio Flores pasó a llamarse “Mi cuartito”.
Hoy por hoy los estudiosos del lenguaje
entienden que la originalidad de lenguaje es un bien propio y preciado. Por eso
en la Academia
Porteña del Lunfardo tienen como lema: “El pueblo agranda el
idioma”.
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