Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi
Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

lunes, 11 de junio de 2018

Armando Pontier su obra Vol 6 - 11 de junio de 2018 -320-



Continuamos con la historia de esta gran Orquesta, la de Pontier, hoy con la incorporación de tres notables cantores, como siempre los supo elegir.




Néstor Real
(26 de febrero de 1934 – 30 de julio de 2000) - Nombre de familia: Néstor Alberto Coscarelli
Se lo conoció en un concurso realizado en el Tango bar de Flores, donde empató el primer puesto con Ricardo Medina, quien más tarde fue cantor de Pugliese.
Como profesional se inició en la orquesta de Juan Caló y tiempo más tarde pasa a integrar el conjunto Cinco Maestros del Tango, integrado por Pedro Maffia, Armando Baliotti, José Luis Padula, Salvador Greco y Roberto Dimas. Fue también vocalista de Jorge Caldara, Armando Pontier – reemplazando a Alberto Podestá – con el maestro director realizó una gira por Japón, compartiendo la parte vocal con Héctor Darío. Fue con esta orquesta con la que llegó al disco. Actuó también por radio y televisión, haciéndolo por el programa Grandes Valores del Tango, que iba por canal 9. También actuó por varios escenarios nocturnos.
Alberto Marino
AIberto Marino (por verdadero nombre Vicente Marinaro), nació en Palermo, capital de Sicilia (Italia), el 26 de abril de 1923 y murió en Buenos Aires el 21 de junio de 1989. Era italiano meridional, como Roberto Maida; en su tierra uno y otro habrían sido exitosos cantantes.
Marino tenía seis años cuando su familia desembarcó en Buenos Aires y enseguida subió al tren, rumbo a Salta. En aquella ciudad pasó su infancia a la sombra de Güemes y al amparo del Cristo del Milagro. A los once estuvo de vuelta en la gran capital del Sur y después de completar sus estudios primarios se empleó en una marmolería. Como otrora a José Muñiz, alguien lo escuchó cantar entre los mármoles, que a ninguno de los dos contagiaron su frialdad. Se inició como aficionado mientras estudiaba con Eduardo Bonessi, quien había sido maestro del dúo Gardel-Razzano. A poco adoptó el seudónimo Alberto Demari en la orquesta de Emilio Balcarce y en algunas otras, hasta que en 1940, al anclar nuevamente en la de Balcarce, que dirigía a la sazón Emilio Orlando, cambió su seudónimo por otro igualmente marítimo: Alberto Marino. Así lo anunciaron en el palco del "Palermo Palace" la noche en que Troilo lo escuchó cantar y, sin pensarlo mucho, le mandó un emisario con la comisión de contratarlo: fue en marzo de 1943, un año antes de que Florentino se despegara de la orquesta de Pichuco, de modo que los dos tenores convivieron durante doce meses en ese conjunto. Su ingreso en la orquesta de Troilo se produjo cuando sólo contaba veinte años. Cuando decidió formar orquesta propia contaba 24. Las oportunidades de aprender habían sido muchas y estaban bien aprovechadas. Había hecho Canción desesperada, Fuimos, Sin palabras. Luego cantó y grabó con la nueva orquesta de Balcarce, que venía de ser el director de la orquesta de Castillo. Pero sus capolavoros son posteriores: Sueno querido (1941), con orquesta dirigida por Héctor María Artola, Carillón de la Merced, y el hit de los hits, La rodada, una canción de Eduardo Escáriz Méndez y el musicalísimo Eduardo Bonessi, que grabó dos veces con guitarra (noviembre de 1949 y setiembre de 1957), más alguna yapa perdida entre sus más de doscientos aportes a la fonografía. Tal vez él prefiriera el samba Venganza, de Lupecino Rodríguez, que en 1952 trajo de una gira carioca y grabó en junio de aquel mismo año, más o menos convertido en tango. Y lo que él prefería al público no le disgustaba.
Marino -que ha pasado a la crónica tanguera como La Voz de Oro del Tango- estuvo discográficamente activo hasta 1979 y continuó cantando prácticamente hasta su muerte (lo había hecho en Estados Unidos y Japón y en 1988 se fue a Australia). Fue la suya una vida entera dedicada al tango, vida relativamente breve pero, en términos profesionales, envidiablemente extensa, porque a los sesenta años largos aún era un cantor, y no un diseur.
Se dice que cuando Marino escuchó su primer disco -supongo que de prueba- no le gustó, porque le parecía que imitaba a Gardel. No era un pecado imitarlo, ciertamente: si Gardel era el paradigma, ¿a quién, sino a él, debía imitar? Elaboró, sin embargo, un estilo propio y fue uno de los grandes cantores del tango de todos los tiempos. Admitiendo que, después de Gardel, fueron inimpugnables Corsini, Magaldi, Charlo, Gómez y del Carril, entre los seis cantantes de la docena está, sin duda, Marino, junto a Rivero, Castillo... y de ahí en más entran a tallar los gustos. El mío coloca, pegaditos, a Roberto Maida, Berón y Campos. Un cantor de tangos se hace con voz, con musicalidad y con comunicatividad. No todos los nombrados merecen diez puntos en cada una de esas asignaturas. Creo que, salvo Gardel, ninguno. Ocurre, empero, que los puntos acumulados por un cantor en un solo rubro (Marino, digamos en voz; Rufino, en musicalidad; Castillo, en comunicatividad) supera los que otros reúnen en los tres.
Fuente: Mujeres y Hombres que Hicieron al Tango por José Gobello.
Roberto Goyeneche
El Polaco Goyeneche nació el 29 de enero de 1926. Cuando murió, el 27 de agosto de 1994, ya no era el Goyeneche que había cantado con Salgan (siendo todavía colectivero) y con Troilo. Cantaba menos y actuaba más (del inglés to act, interpretar un papel). Ya le faltaba muy poco para metamorfosearse en mito. «La juventud está muy metida con él», se asombraba Mariano Mores.
Su vida tiene algo del misterio gardeliano. Lo digo porque, al morir, sus biógrafos y apologistas lo daban por sobrino de Roberto Emilio Goyeneche, el autor de “De mi barrio y de Pompas”, en tanto otros biógrafos sostienen que era hijo del pianista que en 1922 había participado de las representaciones ofrecidas en España por la compañía Muiño - Alippi junto a Vicente Climent  y Celia Louzán, cuyo éxito abrió el camino de Madrid a Francisco Spaventa y a Carlos Gardel.  En lo que todos están de acuerdo es en la porteñidad del polaco: nadie ha dicho aún que hubiera nacido en Tacuarembó.
Tuvo una adolescencia dura y laboriosa, sentado a los volantes de vehículos de distinta tara. Luego ganó un concurso organizado por aquellos Inolvidables promotores y estudiosos que fueron Roberto Cassinelli y Raúl Outeda, y saltó de allí a la orquesta formada por el violinista Raúl Kaplún cuando éste, en 1946, se alejó de Lucio Demare. En 1953, buscando un cantor para su orquesta, Salgan escuchó a Goyeneche y quedó fascinado. «Par su manera de decir puede llegar directamente al corazón de la gente y emocionaría», explicaba. Con el autor de “A fuego lento “registró el Polaco sus primeras grabaciones comerciales (recordaba haber grabado con Kaplún un disco que no salió a la venta): Alma de loca, Yo soy el mismo, Siga el corso, Un momento y, entre otras, dos en dúo con Ángel Díaz, el Paya.
De la orquesta de Salgan pasó a la de Aníbal Trono, junto a Ángel Cárdenas. Con Pichuco habían cantado ya Florentino, Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Jorge Casal, Raúl Berón, Carlos Olmedo, Pablo Lozano. Su primera grabación con Pichuco fue la de” Bandoneón arrabalero” (en la otra cara del disco, impreso el 7 de setiembre de 1956, Cárdenas canta Chuzas, una milonga del poeta Enrique Uzal con música de Rene Ruiz), A los tres años, Troilo lo despidió: "Usted está llamado a tener popularidad y dinero -le dijo-, y no le voy a poder pagar». ¿Fue un visionario Troilo? Ni fantaseaba ni profetizaba: el destino de Goyeneche estaba a la vista. De todos modos, ser cantor no era tan tranquilo como ser chansonníer. Éste cantaba con un sueldo seguro. Al cantor -al solista, como suele decírsele esperaba un contrato aquí, otro más allá, y un camino largo que baja (muchas veces sube, menos mal) y se pierde.
El primero que le dio trabajo fue Antonio Maida, cantor él mismo, hermano de Roberto, pero menos bohemio que éste, o, en todo caso, más ordenado. Fue en Radio del Pueblo, una emisora de bajísimo perfil, perteneciente, como todas, al Estado, a cuyo frente lo habían colocado las veleidades de la política -que también es grela, como la suerte-. Entre aquel debut y su muerte pasaron 34 años, tres décadas y media en las que el polaco tuvo ocasión de hacer muchas cosas, y las hizo: radio, televisión, teatros, clubes nocturnos, cine, giras, París, Tokio.
No le faltaron honores y fue el presidente de: la República quien le entregó en 1990 el diploma de Ciudadano Ilustre de Buenos Aires. Nadie lo merecía tanto como él. Sólo Gardel podía superarlo en acreditaciones, pero cuando Gardel murió, aún la política no había inventado ese galardón. Ni siquiera existían las medallas al mérito artístico, creadas en 1954 por ley de la Nación (que tuve la honra de informar en la Cámara como diputado): se dieron ese año y nunca más. Pero nada de lo que hizo Goyeneche fue tan importante corno su propia personalidad. Y ninguna recompensa lo fue tanto como el cariño perdónalo todo que el pueblo -es decir, la mayor parte de la población- profesa a algunos semejantes a yeites procuraban también privilegiar las palabras con relación a la música. Exageraba, es claro, ¡pero cuántas otras cosas en su vida fueron exageraciones! De algunas de aquellas exageraciones fue consecuencia la arena de su garganta (Cacho Castaña dixit); no de los años... ¿Y si aquellas patadas estuvieran reproduciendo el gesto de impotencia de Arolas cuando rompía los bandoneones?
Alguna vez Goyeneche se quejó por no haber recibido el disco de oro. Creo que Gardel tampoco lo recibió. Pero con disco o sin disco fue el referente consabido del tango canción durante una larga época; famoso y popular a la vez, cantó en París en un espectáculo que llenaba teatros, en el que lo aplaudieron con frenesí (y no fue, ciertamente, por cariño, puesto que no lo conocían). Aunque lo dijera con otras palabras, la buena gente pensaba lo mismo que a su muerte escribió Jorge Góttling: «Seria una simplicidad imperdonable afirmar que Goyeneche fue sólo un buen cantor. Inauguró todo un cosmos tanguistico al fabricar climas, con voz y gestos, en cada uno de los tangos, corno si se tratara de un decorado añadido y preciso».
Me quedan de él imágenes sueltas: gestos de admiración y de fastidio, ironías y silencios, sus sonrisas y sus risas, que no parecían de la misma persona. Rehusó armar esas piezas inconexas como si fueran las de un rompecabezas. Me quedo con la de aquella tarde, en la Botica del Tango de Bergara Leumann. Luis Alposta y yo solíamos acompañar a Rosita Quiroga a esos programas televisivos. Aquella tarde cantó Goyeneche  “De mi barrio”, corno homenaje a Rosita: luego Afiches. Yo estaba de píe, junto a Carlos García. Mientras cantaba De mi barrio, cada uno siguió atendiendo su juego. Después silabeó «Cruel en el cartel», y el estudio quedó paralizado, suspendido de su canto, como encerrado en una burbuja. La modista dejó de coser, el sonidista se olvidó de los micrófonos; el iluminador, de los spots; nosotros, de respirar. «Y apareces tú, vendiendo el último jirón de juventud...*». Carlos García me tocó suavemente el brazo y me susurró: «Ahora ve lo que es un artista*.
Fuente: Mujeres y Hombres que Hicieron al Tango por José Gobello




Title: 117 Inspiracion - Peregrino Paulos y Luis Rubistein - ...1967
Artist: Armando Pontier
Album: Armando Pontier Vol 6 su obra -Año 1967-
Comment: Publicado por: Tango, Radio y más Historias

Title: 118 La Pared  - Armando Pontier y Catulo Castillo -Néstor Real -...1967-

Title: 119 Por ese sueño de amor - Miguel Nijenshon y Rosa Sara Wainerman -...1967-

Title: 120 Una noche como esta - Armando Pontier y Federico Silva - Nestor Real -...1967-

Title: 121 Distrito 14 - Armando Pontier - ...1967-

Title: 122  La fortinera de Trenque Lauquen (milonga) - Armando Pontier - ...1967-

Title: 123 Tanto amor sin usar - Armando Pontier y Federico Silva - Nestor Real - 1967-

Title: 124 Sangre joven - mp3

Title: 125 La serranita - Armando Pontier y Roberto Lambertucci -  Nestor Real -...1967-

Title: 126 Tal vez porque la quiero - Armando Pontier y Roberto Lambertucci - Nestor Real -...1967-

Title: 127  A Juan Jose Paz - Nicolás Paracino - ...1967-

Title: 128 Yo soy Manuel -Miguel Nijenshon y Catulo Castillo - Nestor Real -... 1967-

Title: 129  Para siempre - Armando Pontier y Federico Silva - Hector Dario -...1967

Title: 130 Una fija - Angel  Villoldo -1967-

Title: 131 Amigazo- Juan de Dios Filiberto, Francisco Brancatti y Juan Manuel Velich - Néstor Real- 1967-

Title: 132 Tinta verde - Agustin Bardi -1967-

Title: 133  La ultima curda - Anibal Troilo y Roberto Goyeneche - Roberto Goyeneche - 1967

Title: 134 Tinta verde Agustin Bardi -1967

Title: 135 Mi canción de ausencia -Roberto Pansera y Roberto Lambertucci - Roberto Goyeneche - 1967-

Title: 136 Carrousel -Vals- Armando Pontier y Federico Silva - Roberto Goyeneche -1967

Title: 137 El africano - Eduardo Pereyra -1967-

Title: 138 Una fija - Angel  Villoldo -1967- (Reeditado)

Title: 139 Extraño - Armando Pontier -1967-

Title: 140  Madame Ivonne- Eduardo Pereyra y Enrique Cadicamo - Roberto Goyeneche -1967-

Title: 141 La novia ausente -Guillermo Desiderio Barbieri y Enrique Cadicamo - Roberto Goyeneche -1967-

Title: 142  Pimienta - Osvaldo Fresedo -1967-

Title: 143 Miedo- Roberto Pansera-Julio Porter y Roberto Cortese -  Roberto Goyeneche -1967-

Title: 144  Gallo ciego - Agustin Bardi -1967-

Title: 145  Tierra adentro - Agustin Bardi - 1967-

Title: 146 La última - Julio Camilloni y A.Blanco - Jorge Durán -1967-

Title: 147 D-F  Si se salva el pibe - Francisco Pracanico y Esteban Celedonio Flores - 1967

Title: 148 C.T.V. Agustin Bardi -1967-

Title: 149  En las sombras - Manuel A. Meaños y Joaquin Mauricio Mora -  Alberto Marino -1967-

Title: 150  Seguime corazon - Baldomero Suarez y Jesus Fernandez Blanco - Alberto Marino -1967-

Title: 151 Y no puede ser -Anibal Troilo y Jose Maria Contursi - Alberto Marino -1967-

Title: 152 Donde quieras que estés - Manuel Sucher y Carlos Bahr - Alberto Marino -1967-

Title: 153  El recodo - Alejandro Junissi y Armando Taggini -...1967-

Title: 154 Pa mi es igual - Roberto Fugazot, Lucio Demare y Enrique Cadicamo

Title: 155  Yo soy el tango -Domingo Federico y Homero Exposito - Jorge Durán -1967-

Title: 156  Se han sentado las carretas - Agustin Bardi y Enrique Cadicamo - 1967

MEGM- BAJAR ARMANDO PONTIER


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