El
nombre de Vicente Greco está ligado a los lejanos tiempos en que la música del
tango estaba en pleno proceso de gestación. Subsistía en algunos círculos
sociales la proscripción que arrastraba nuestra música ciudadana desde sus
resistidos orígenes.
¿Qué
significa en el tango este muchacho porteño de humildísimo origen proletario,
despojado de atractivos físicos, ingenuamente alegre, comunicativo, bondadoso,
con marcada vocación hacia las más diversas manifestaciones de una cultura
integral, modesto al extremo de subestimar con candorosa timidez el relumbrón
de su popularidad artística? Significa tanto como haber contribuido con su
talento y su perseverancia, a la obtención de importantes conquistas tanto en
la creación artística como en la penetración social dentro de un medio todavía
hostil para la aceptación decidida de nuestro tango.
Compositor
de páginas magníficas, algunos de cuyos títulos —"El morochito",
"Rodríguez Peña", "El flete", "Ojos negros",
"Popoff", "La viruta", "Racing Club", "El cuzquito",
"Estoy penando"— constituyen él mejor testimonio artístico para la
justificación de esa permanencia inalterable que mantiene nuestro tango en el
concierto de la música popular universal.
Vicente
Greco está en la línea de composición criollista del tango, en esa admirable
consubstanciación —natural y auténtica— entre la campera milonga bonaerense y
el "gringuismo" europeizante que traspuso las fronteras de la
"gran aldea" para conferirle fisonomía propia a la ciudad multitudinaria,
y que tuvo en todos los momentos de la evolución musical del tango cultores
altamente representativos.
También
a la inventiva de Vicente Greco se debe la caracterización de los conjuntos
musicales consagrados a la ejecución del tango, que se conocen bajo la
denominación de "orquesta típica".
Y
si fuera poco todavía el aporte de Vicente Greco a la composición del tango y a
la estructuración definitiva de su formación instrumental, contribuyó con su
dignidad artística y sus refinados modales, a desterrar cierto empecinado prejuicio
social que le impedía al tango el acceso a los salones del gran mundo porteño.
"GARROTE"
Nació
Vicente Greco el 3 de febrero de 1888, en el barrio de la Concepción. Fue uno
de los ocho hijos del matrimonio italiano inmigrante de Genaro Greco y Victoria
Santa.
Conoció
desde la primera infancia las dificultades económicas de un hogar humilde,
cuyas urgencias impostergables obligaron a los hijos a ganar la calle para el
aporte de modestas contribuciones logradas en tareas tan sacrificadas, como la
de vocear diarios en las madrugadas porteñas de principios de siglo.
De
la Concepción se trasladaron los Greco a San Cristóbal, donde habría de
transcurrir la corta vida —apenas treinta y seis años— del celebrado músico
popular. Una amplia habitación del conventillo en Sarandí 1356, albergó la
dignidad hogareña de aquel heroico matrimonio inmigrante con sus ocho
porteñísimos vástagos. Los Greco traían desde sus orígenes una acentuada
vocación musical. Don Genaro "mandolineaba" hábilmente en el patio
del viejo conventillo, poniendo una nota de reconfortante esparcimiento
espiritual en las sofocantes noches del verano porteño. Casi todos los hijos
fueron músicos, o tuvieron vinculaciones de larga trayectoria en el mundillo
musical del tango. Domingo, guitarrista y luego pianista, de bien ganado
prestigio profesional. Vicente, bandoneonista, director de orquesta y
compositor famoso. Ángel, también guitarrista, cantor y autor de éxitos
permanentes como "Naipe marcado". Elena fue una excelente pianista
intuitiva, que lució un agradable estilo de ejecución dentro de un repertorio
de viejos tangos.
El
mayor de los hermanos, Fernando, era carnicero, y poseía un físico —por
oposición al de Vicente— corpulento y atléticamente desarrollado. Dice la
anécdota que encontrándose don Genaro una tarde en el boliche de la esquina,
compartiendo una mesa de codillo con algunos parroquianos amigos, Fernando que
observaba la partida de naipes, creyó advertir una intención burlesca de alguno
de los asistentes hacia su padre, propinándole una bofetada tan demoledora que
el hombre, sin conocimiento, debió ser hospitalizado de urgencia. A Fernando
Greco, por su trompada famosa se le decía "Garrote". Y por herencia
fraterna, a Vicente se lo conocía en el ambiente musical por "el hermano
de Garrote", sobrenombre que en poco tiempo quedó reducido directamente a
"Garrote". Ese es el origen de su difundido apodo.
VOCACIÓN
MUSICAL
A
muy temprana edad se manifestó en Vicente Greco su gran vocación por la música.
Y esa misma propensión también la tenían los hijos de otra numerosa familia de
inmigrantes italianos que vivía en el conventillo de al lado, en Sarandí 1358.
Eran los Canaro. Amistad fraternal, compartiendo los Greco y los Canaro las
aulas escolares y las callejeras travesuras infantiles. Vicente Greco y
Humberto Canaro eran los más íntimos, compartiendo incluso el mismo banco de la
escuela. Y así nació la vinculación entre los hijos de dos ilustres familias
tangueras.
Mientras
"Pirincho" Canaro salvaba la falta de un violín con su tantas veces
recordada lata de aceite, Vicente inclinaba sus preferencias por una
destartalada y agujereada flauta que quién sabe cómo llegó a sus manos. Luego,
la guitarra, después una concertina también de procedencia doméstica. Y en
todos los instrumentos que desfilaban por sus manos, lograba Greco una extraña
sugestión sonora. Ya estaba definido el artista en toda su dimensión creadora.
Y además, una irresistible preocupación cultural. Le apasionaba el estudio de
las letras, al extremo de proporcionarle a su hermana María —siendo todavía
niños— lecciones de gramática.
Y
una vez llegó el primer bandoneón a las posibilidades interpretativas de
Vicente Greco. También sus comienzos como bandoneonista tienen .su origen en la
anécdota. Parece que con motivo de una inoportuna serenata que muchachos
mayores que Vicente ofrecieron en otro conventillo de las inmediaciones, un
sargento de policía, inquilino del lugar y desvelado por el bullicio musical la
emprendió a pitadas de auxilio, provocando el desparramo de los románticos
serenateros, y quedando en poder de Vicente Greco, un viejo bandoneón que su
dueño, en el apuro, atinó solamente a abandonar. Y también parece que nunca el
dueño volvió a dar señales de vida. Allí el punto de partida de la dedicación
bandoneonística del hasta entonces diletante juvenil. Andamos por 1904. Vicente
Greco tenía dieciséis años. Las primeras notas de su bandoneón fraseador las
hilvanó en aquel instrumento de tan curiosa procedencia. Sin conocimientos
académicos logró un pequeño repertorio de valses y tangos, que comenzó a
crearle cierto prestigio como ejecutante. Llegó a recibir algunas lecciones
elementales del famoso "Pardo" Sebastián Ramos Mejía, prestigioso
maestro de las primeras promociones de bandoneonistas del tango. Y casi
simultáneamente correspondería a D. Carmelo Rizzuti (tío del luego conocido
pianista y compositor José María Rizzuti) impartirle a Greco algunos
conocimientos de teoría y solfeo y en el conservatorio de Sarandí al 1100. Pero
en Vicente Greco privó para siempre el músico intuitivo. Nunca tuvieron lugar
en su preceptiva creadora los pocos conocimientos técnicos adquiridos.
Bandoneonista y compositor de originales ideas de realización, estuvo siempre
atrapado por una inventiva repentista sin preocupaciones de academicismo musical.
COMIENZA
LA FAMA
Hacia
1906 debutó profesionalmente Vicente Greco como bandoneonista, ocupando la
tarima del "Salón Sur", de Pozos y Cochabamba, integrando un trío con
"Taruguito" Borghese (violín) y el "Negro" Lorenzo
(guitarra). Y con ellos inició poco después una prolongada gira por localidades
de la provincia de Buenos Aires, la gran meta de los músicos del tango por
aquellos tiempos. Baradero, Arrecifes, San Nicolás, Pergamino, San Pedro. Allí,
en San Pedro, sufrió un grave accidente, al desmoronarse el palquito de orquesta
del local donde actuaban. De las muy serias lesiones internas ocasionadas por
aquella desafortunada caída no alcanzó a recuperarse jamás. Desde entonces,
hasta su prematuro fallecimiento, quedó siempre delicado con sensibles
complicaciones renales.
Repuesto
del accidente, reanudó Greco sus actividades musicales, debutando casi un año
después en los cafetines boquenses atendidos por camareras. Inició Vicente
Greco su itinerario en la Boca, debutando en el café de La Turca, ubicado en
Necochea y Pinzón, con su hermano Domingo (guitarra) y Ricardo Gaudenzio
(violín). En casi tres años de actuación ininterrumpida, recorrió Greco los más
importantes cafés concert de la ribera boquense, La Marina, El Argentino,
Teodoro, La Popular, el café del Griego, recogiendo siempre aplausos y
estrenando algunos de sus tangos todavía sin títulos.
De
la Boca al centro. El "Pardo' Santillán, organizador de bailes, contrató a
Vicente Greco para las reuniones de los sábados por la noche y los domingos a
la tarde en el salón "San Martín", ubicado en Rodríguez Peña 344
(donde actualmente funciona la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos). Allí
debutó el conjunto de Vicente Greco, ganando de entrada nomás el aplauso y la
admiración de la muchachada milonguera del centro. Formaban aquel cuarteto,
Vicente Greco (bandoneón), Marcos Ramírez (piano), Ricardo Gaudenzio y
"Polito" Abatte (violines). alcanzando consagratorio éxito los tangos
"El morochito" y "El pibe", las dos páginas iniciales de la
producción autoral de nuestro artista.
Los
bailes de Rodríguez Peña —así se los denominaba en el ambiente de bailarines—
fueron lucidas veladas de tango, que tuvieron insospechada aceptación, al
extremo que el salón resultaba chico para concurrencias tan numerosas. Sin duda
alguna, Vicente Greco había ganado la acogida del centro para la difusión del
tango. Y su testimonio de reconocimiento fue dedicarle a aquellas reuniones
danzantes su tango titulado "Rodríguez Peña", que a más de medio
siglo de su estreno sigue inalterable en todos los repertorios clásicos del
género.
El
conjunto de Vicente Greco pasó luego al café "El Estribo", de la
calle Entre Ríos e Independencia. Aquí su orquesta presentaba otra composición.
Juan Lorenzo Lavoisier compartía con Vicente Greco la responsabilidad del
bandoneón, Agustín Bardi como pianista, "Palito" Abatte y
"Pirincho" Canaro —desvinculado éste del trío del "Royal",
de la Boca, con Loduca y Castriota— y el "Taño "Vicente Pecci con su
flauta firuletera.
"ORQUESTA
TÍPICA"
Corría
el año 1911. El éxito desbordante del conjunto de Vicente Greco en el café El
Estribo y en los bailes de Rodríguez Peña, determinó el advenimiento de un
acontecimiento de fundamental importancia en la historia del tango. La
primitiva Casa Tagini, instalada en Avenida de Mayo y Perú, impulsaba en
nuestro medio la incipiente industria fonográfica. El disco había logrado
despertar gran interés, y las grabaciones aquí registradas contaban con una
acogida de muy promisorias perspectivas para los artistas de nuestro medio. En
tales circunstancias, la mencionada empresa resolvió contratar a la orquesta de
Vicente Greco para la grabación de tangos de su repertorio.
Fue
entonces necesario adoptar una denominación genérica que identificara a los
conjuntos dedicados exclusivamente a la ejecución de tangos. Había una razón
para ello. Antes de que existieran orquestas solamente de tangos, los bailes
populares eran amenizados por bandas, rondallas y conjuntos musicales de
variada composición y heterogéneo repertorio danzante. Se tocaban polcas,
valses, mazurcas, chotis, tarantelas, pasodobles y, naturalmente, tangos. Pero
al aparecer y lograr importancia las orquestas exclusivamente dedicadas al
tango, requeridas ahora para desarrollar una difundida labor discográfica, se
imponía establecer el distingo necesario. Y así se hizo. Adoptó Vicente Greco
la denominación de "orquesta típica criolla", que luego habría de
reducirse a la simple expresión "orquesta típica", con que se
distingue todavía a los conjuntos dedicados a tocar exclusivamente tangos.
La
denominación adoptada era indudablemente acertada y expresiva. Las dos palabras
agregadas a la inicial "orquesta", tienen un claro y comprensivo
sentido. "Típico" es lo que caracteriza a algo. Y "criollo"
es aquello que se entiende por nativo. Luego, lo de "orquesta típica
criolla" es perfectamente definitorio de tales conjuntos musicales
destinados a la ejecución de música "típicamente nativa"; en este
caso, esencialmente nativa de la ciudad rioplatense.
Aceptada
o discutida la denominación "orquesta típica criolla", y su posterior
simplificación "orquesta típica", lo cierto es que a partir de
entonces quedaron perfectamente diferenciados los conjuntos musicales del tango
de aquellos que interpretaban repertorios de otros géneros populares. Y así, la
formación musical más representativa del tango había encontrado su
denominación, aunque ese acontecimiento no significara todavía el hallazgo de
la estructuración instrumental definitiva, que habría de corresponderles poco
después a Roberto Firpo y a Francisco Canaro.
Aquel
memorable conjunto que por primera vez adoptara la denominación de
"orquesta típica criolla", y que abriera tan amplias perspectivas de
difusión fonográfica para el tango, estuvo integrada por Vicente Greco y Juan Lorenzo
Lebissier (bandoneones), Domingo Greco (guitarra), "Palito" Abatte y
Francisco Canaro (violines) y Vicente Pecci (flauta).
Tan
favorable acogida tuvieron los primeros discos fonográficos del sello
"Columbia" grabados por la orquesta de Vicente Greco, que otros
conjuntos de muy arraigado ascendiente popular fueron incorporados a los
elencos artísticos de las distintas empresas dedicadas por entonces a esa
revolucionaria transformación de la industria musical que significaba el
mecánico registro sonoro.
TRAYECTORIA
ASCENDENTE
La
actividad profesional de Vicente Greco alcanzó relieves de inusitada
repercusión. Había ganado ya los salones de baile del centro, e impuesto la
participación de las orquestas de tangos en la industria fonográfica. Ahora
alcanzaba la difícil conquista de los más encumbrados ambientes sociales de la
ciudad. Actuaciones en el "Plaza Hotel", en las grandes recepciones
de las embajadas extranjeras, en las fiestas de las lujosas mansiones de la
aristocracia porteña. Ya no le quedaban al tango lugares prohibidos. Vicente
Greco contribuyó en buena parte, junto con otros destacados músicos, a la
implantación definitiva del tango en nuestro medio.
Múltiple
e intensa la labor profesional de Vicente Greco, lo contaron también por
entonces las "prestigiosas" casas de baile, como la tan conocida de
María Rangolla (apodada María "La Vasca"), en Carlos Calvo 2721
(entonces calle Europa), donde Greco y sus músicos hicieron las delicias del
bacanaje milonguero de entonces.
Para
actuar en los bailes de carnaval de 1914 en el teatro "Nacional
Norte" (actual "Grand Splendid"), de la calle Santa Fe, fue
contratada la orquesta de Vicente Greco, contando en sus filas a Francisco
Canaro, Samuel Castriota, "Mochila" González, Antonino Cipolla,
Vicente Loduca, Julio Doutry y otros excelentes instrumentistas del tango.
Siguieron juntos Greco y Canaro durante un prolongado período de esa etapa de
afianzamiento orquestal de nuestra música ciudadana. También Greco y Canaro,
con la participación de Castriota, realizaron en 1914 una serie de grabaciones
fonográficas para la marca "Atlanta". Y nuevamente los bailes de
carnaval de 1915 en el teatro "Nacional Norte", casi con los mismos
integrantes de la orquesta del año anterior.
Después
de esas actuaciones del carnaval de 1915, se desvincularon definitivamente
Greco y Canaro. Cada cual siguió su trayectoria de acuerdo a sus respectivas
modalidades interpretativas y de trabajo profesional.
CULMINACIÓN
Y DESPEDIDA
Declinó,
aparentemente sin razón, la febril actividad musical de los últimos años de
triunfo de Vicente Greco. Siguió componiendo tangos magníficos, y actuando con
su orquesta en bailes, cafés y giras por el interior. Pero con menos entusiasmo
que en los años de lucha por la gran conquista del tango. Tal vez una mayor
preferencia por las letras, que fue su otra gran pasión cultural compartida
durante toda la vida con la música. Lecturas, poesías, teatro, diálogo estrecho
con grandes pensadores. Intentos teatrales. Un drama que titulara "Alma
que sufre", y no alcanzó a estrenar. Además, acentuación de alarmantes
síntomas de quebrantamiento físico. La secuela del accidente aquél sufrido en
San Pedro iba deteriorando el frágil organismo del talentoso artista. de los
cuidados que se le prodigaron, dejó de existir minutos antes de la medianoche
del 5 de octubre de 1924. Exactamente una semana después de la partida de su
gran amigo Eduardo Arolas a París.- La asociación de esos dos lamentados
desenlaces no es caprichosa. Pacho, Greco y Arolas formaron la trilogía bandoneonística
del fervor ciudadano por los grandes cultores de su música; algo así como el
antecedentes del "hinchismo" tanguero de nuestros días en una suerte
de idolatría sin treguas ni concesiones.
Mucho
habrá de recoger la historia del tango como testimonio de gratitud y
reconocimiento a la obra de creación realizada por Vicente Greco. "Pero su
gloria tan-güera —como lo señala acertadamente León Benaros— escribe con letras
de oro algunos de los tangos de más robusta y perdurable melodía".
Fuente:
La Historia del Tango Libro 2 – Editorial Corregidor- Vicente Greco por Luis
Adolfo Sierra.
Title: 01. La cara de la luna - Manuel Campoamor
Artist: Orquesta Tipica Vicente Greco
Album: Colección Tango, Radio y más Historias
Genre: Tango
Title: 02. Pachequito - Juan Rodriguez
Title: 03. La mascota - Gerardo Metallo
Title: 04 El garrotazo - Vicente Greco
Title: 05. Palito - Elio Rietti
Title: 06. La muela careada - Vicente Greco
Title: 07. El morochito - Vicente Greco
Title: 08. Ahí nomas - Manuel O. Campoamor
Title: 09. Que haces de noche - Guido Vanzina Pacheco
Title: 10. Pulmonía doble - Vicente Greco
Title: 11. Cara dura - Ernesto Ponzio
Title: 12 El incendio - Arturo de Bassi
Title: 13. Que queres- Sin datos
Title: 14. Hotel Victoria - Feliciano Latasa
Title: 15. Don Pedrito - Domingo Greco
Title: 16 Don Juan - Ernesto Ponzio
Title: 17 El otario - Gerardo Metallo
Title: 18 El pangare - Francisco Canaro
Title: 19 El perverso -
Vicente Greco
Title: 20 El pive - Vicente Greco
Title: 21 El talar - Prudencio Aragon
Title: 24 El estribo - Vicente Greco