EL TURF
El Tango, nunca estuvo ajeno a las pasiones
populares. Después del futbol, los
“burros” fueron una de las grandes grandes
pasiones de los porteños.
Tal vez las
generaciones anteriores hayan tenido otros ídolos, otros nombres, otras
influencias con las cuales entusiasmarse. Y si el hoy del tango relega a un
segundo plano el tema en cuestión, en cuanto a nuevas creaciones, por lo menos
reiteran viejos éxitos que siguen vigentes. Porque, ¿quién le puede restar
méritos a un Leguisamo, (el Jockey más grande de la Argentina ) a un Máximo
Acosta, (otro de los grandes jinetes), a un Lunático o a un Cordón Rouge, una
Reina de Saba (caballos muy famosos).
Entre los
múltiples temas dedicados a los equinos, surge uno de los primeros que,
paradójicamente, no lleva letra. Se trata dé Reina de Saba, compuesto por el
pianista de la guardia vieja Rosendo Mendizábal, dedicado precisamente a un
caballo. El mismo Mendizábal (de quien se dice era aficionado al turf) compuso
otro tema dedicado a un equino, Polilla.
Fue para el año 1919 cuando entre Pedro Maffia y Julio De Caro, compusieron
Tiny, nombre de un caballo ganador de muchos premios en esos años.
Entre las tantas pasiones que conservó el pueblo (y
que en la actualidad perdió vigencia),
estuvo la del turf. No es que se haya dejado de concurrir a las
carreras. Es que cambiaron los tiempos, tampoco existen más las
famosas rivalidades, ni los históricos jockeys de aquellos años.
El pulpo, El maestro o El mono (son sólo algunos de
los apelativos de Ireneo Leguisamo), no podía estar ausente en la recordación
poética y fue Modesto Papávero que en 1925 compuso ¡Leguisamo solo! tema que
inmortalizó Gardel y que aún hoy se canta como si fuera un clásico. Es que, más
que el tango en sí, el Zorzal Criollo le cantaba a su gran amigo. Hay dos
versiones grabadas por el Zorzal, una en
España y la otra en Argentina (1925).
Enfervorizado, Papavero canta en sus
estrofas a su admirado jinete:
“¡Leguisamo solo! Gritan los nenes de la popular...
¡Leguisamo viejo! Contestan todos los de la Oficial …”
Gardel nunca escondió su devoción por los caballos y
su amistad con grandes jinetes como Torterolo, "Tapón" Arcuri o el
"Magnate" Lema, pero el vínculo que mantuvo con Leguizamo era
superior a todo.
Francisco Martino, compañero de Gardel en sus
primeras épocas, compuso dos milongas "burreras", “La
catedrática y Soy una fiera”, que fueron llevadas al disco por el mismo
Gardel. En ambas se hace referencia al lance dominguero, describiendo el
sentimiento del aficionado y sus posibilidades de alzarse con todo “el paco”.
(denominación en la jerga burrera que se le daba al dinero ganado o perdido, hoy, término en desuso como voz lunfarda. En la actualidad "Paco" en una voz popular que denomina a una droga)
Otro de los grandes aficionados a “los pingos” fue Alberto
Gómez, (recordado cantor 1904-1973) que en 1942 evocando viejas épocas del turf, escribió “Milonga
que peina canas”, tema que desde su creación fue tan exitosa la pieza
que Gómez la incluyó permanentemente en su repertorio.
“Milonga que peina canas, y está llorando de pena,
porque Argentino Gigena se fue sin decirle adiós. Nosotros también, milonga,
pensando en tiempos remotos, con muchos boletos rotos, tendremos que ver si hay
Dios”.
La temática sobre el turf señaló también el paso de
una generación de jockeys, poetas, músicos y cantores, que amaban al que se
denominaba “deporte de los reyes”.
Hoy es solo un recuerdo al que el Tango lo mantiene vigente, trayendo
reminiscencias de viejos tiempos que no volverán.
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